ESCRIBE: Jaime A. Vásquez Valcárcel

Año 2010. Andy Pando, goleador, que luego jugó en Sporting Cristal y en la Liga española, erró el tiro de penal frente a Total Chalaco y el estadio enmudeció por segundos para dar pase a los insultos. Fue un 25 de abril del 2010 en el estadio “Max Augustín”, al que los hinchas albos acudían gritando “la casa se respeta”. Luego de ese error a Pando se le insultó de la peor manera y se tejieron decenas de leyendas en su contra. “Vendido” era lo más frecuente y el punta de lanza tuvo que dejar el equipo que para ese entonces ya era dirigido por Marcial Salazar, en reemplazo de César “Chalaca” Gonzáles que semanas antes había sido despedido por los malos resultados a pesar que el año anterior salvó la categoría. Total Chalaco ganó esa tarde por 2 goles a 1 a CNI. Uno de los goles fue anotado por el hijo de Julio César Uribe, Edson y Carlos Barrena anotó el único gol del equipo albo. Los barristas esperaron a Pando cerca del estadio y le gritaron de todo. El presidente de CNI, Iván Vásquez Valera, no dudó en retirarlo del equipo. Los goles que había anotado en fechas anteriores sólo eran parte de la estadística.

Año 1977. El año 1977 ha sido el mejor de CNI en el fútbol profesional. Qué tal campaña. De 60 puntos en disputa logró 39. En ese tiempo sólo se sumaba dos puntos por partido ganado, uno por empatado y cero por derrota. Había ganado el derecho de estar en la Copa Libertadores. El domingo 27 de noviembre de 1977 “el vendaval de la Selva” dió la vuelta olímpica al ganar por 1 a 0 a Cienciano en el estadio Garcilaso de la Vega. Los archivos de la prensa nacional y el recuerdo de los hinchas mantiene vigente aquella tarde cusqueña en la que Henry Perales, luego de maravillosas combinaciones con Bernabé Navarro y Juan del Águila, a los tres minutos del segundo tiempo anotara el único gol. Se dio la vuelta olímpica y la prensa loretana ya debatía sobre los arreglos urgentes “al viejo Max” para que CNI juegue de local. El presidente albo era José Zanetti López, quien tenía como colaboradores formales e informales a empresarios con iguales características. Alejandro, “El cholo” Heredia, dirigía el equipo. CNI iba, tenía, que jugar la Copa Libertadores de América. Hasta que vino lo de siempre. Según las bases de ese año no estaba prevista ninguna Liguilla para definir al campeón. Un acuerdo de los delegados determinó que se juegue un “hexagonal” con Melgar, Cristal, Alianza Lima, Universitario, Bolognesi y, obvio, CNI. En partidos de ida y vuelta donde, claro, nos sacaron la vuelta, CNI quedó cuarto y Alianza Lima (¿corazón?) y Sporting Cristal (¿la fuerza celeste?) fueron los representantes peruanos en la Copa Libertadores. Lo demás es conocido como el gran robo.

Año 2024. Kevin Lugo, colombiano, llegó a Comerciantes FC de manera accidental, pues tenía un compromiso con Comerciantes Unidos de San Martín y se había desvinculado de manera poco clara de Juan Aurich de Chiclayo. Es un jugador regular y su paso por el fútbol profesional peruano para luego militar en la Liga2 demuestra que no estaba en ascenso. Su participación en la campaña 2024 era regular, no determinante. El partido decisivo en Chongoyape ratificó esa regularidad. Merecía ser cambiado, talvez. Bazalar decidió sacar a Maximiliano Lemos, eficiente en los tiros libres y por ende también en los “tiros de los doce pasos”, y disponer que, producida la ronda de penales, el colombiano debería ser el tercero en hacerlo. Los dos tiros anteriores fueron golazos. Lugo erró. El cuarto tiro también se perdió, pero nadie se acuerda es ello. Quizás no sea tanto el haber fallado el penal sino la forma cómo pateó esa tarde. Determinada la eliminación de Comerciantes las miradas iniciales se dirigieron a los árbitros, especialmente al juez de línea que convalidó una clara posición adelantada. Fue un gran robo. Pero se tenía que buscar un culpable en el equipo. Ahí estaba Lugo para el linchamiento. Gustavo Roverano, entrenador reemplazado semanas antes por Juan Carlos Bazalar, filtró en las redes sociales un audio donde pedía que “ningún equipo contrate al colombiano” por haber fallado el penal. Agregaba, como si con lo anterior no fuera suficiente, que Lugo no era un jugador honesto. Fred Pérez, gerente deportivo de “la fuerza emprendedora de Loreto”, salió a defender la integridad no sólo de Lugo sino de todo el equipo. “Roverano no dice la verdad”. Cristhian Becerra, presidente/dueño del equipo a los pocos días declaró que “Lugo no estaba en los planes para el 2025”. Lugo, sereno el moreno, defendió su profesionalismo y no daba importancia a los insultos de la gente que le identificaba en la calle mientras declaraba a los periodistas de Iquitos. A los periodistas que querían escucharlo, claro. La barra le declaró la guerra.

La madrugada del 13 de octubre los dirigentes de Comerciantes se sorprendieron porque la Comisión de Arbitraje de la Federación Peruana de Fútbol cambió a algunos jueces del partido. Algo inusual, extraño. Previsible para todo lo que iba a suceder a las pocas horas. El estadio municipal de la juventud de Chongoyape, remodelado el 2013 cuando era alcalde del distrito Agustín Lozano, apenas puede albergar a 1,800 espectadores. Hoy Lozano preside la FPF y son pocos los que le recuerdan que pesa en su contra una denuncia por venta ilegal de entradas. El reglamento, según Eddy Fleishmann, exige que partidos de esta etapa tiene que jugarse en estadios con capacidad mínima de 8 mil espectadores. Roberto Ramos, representante vitalicio de Agustìn Lozano en Loreto, declaró que los dirigentes de Comerciantes FC se alejaron de los representantes locales y que apenas le hacían llegar “dos entradas por partido”. Tanto el cobro ilegal del gol en posición adelantada como la patada errada de Lugo han merecido la atención de la prensa nacional. Entrenadores, periodistas, columnistas han puesto el grito en el cielo y han llenado de epípetos a Lozano y Lugo. El penúltimo capítulo de esta historia sin fin es que la misma Comisión, que cambió de madrugada a los jueces, ha determinado que los presuntos responsables del gol ilegal no arbitren ningún partido de la Liga1 esta semana. Dentro de unos años y quizás décadas el escándalo de Chongoyape será tan sólo un recuerdo.

La historia no termina, sólo está continuando. “Esto es fútbol, señores”, dijo hace algunos días Fred Pérez, al referirse a los pormenores del torneo, la campaña de Comerciantes y como respuesta a las críticas que ha recibido como gerente deportivo. No se logró el objetivo de clasificar a la Liga1 y eso duele. Provoca rabia. Exaspera el alma. Confunde los sentimientos. Porque se estuvo a doce pasos de lograr la meta. Esto es fútbol, señores. Esto es pasión, señores. Detrás de todo el juego hay cosas malas, hay chicos malos. No se logró el objetivo, pues. Que sea condición propicia para seguir persiguiéndolo. Quienes fuimos a Chongoyape para alegrarnos por el regreso del fútbol profesional a Iquitos aún tenemos rabia. Humana rabia. Pero tenemos que voltear la página. Pertenecemos a esa mayoría de iquiteños que, sin ser hinchas del equipo de Cristhian Becerra, tenemos que agradecer por haber dado tardes de alegría y esperanza. Pertecemos a esa mínoría de iquiteños que considera que Fred Pérez debe seguir como gerente deportivo, a pesar que aún no se ha escuchado una autocrítica necesaria. Porque durante los siete años de fundación Comerciantes ha ratificado que se puede acariciar la gloria. Finalmente, hay quienes despotrican de Lozano por sus malas artes y al mismo tiempo piden que si se quiere lograr la clasificación a la Liga1 se use similares artimañas. No se descarta esa posibilidad, digo. Si eso llegara a suceder habremos contribuido a seguir ensuciando al fútbol y provocando insultos similares a los que hoy lanzamos contra Lozano y demás.

P:D. Gracias a los datos proporcionados por Fernando Lazo, uno de los amazónicos que más sabe de fútbol.

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