Uno de los temas más recurrentes en las elecciones políticas y después de ellas es la relación de la universidad con la sociedad. Casi siempre es una relación conflictiva o nos quieren hacer ver conflictiva, me parece que son mundos que necesariamente son diferentes, tenemos por ejemplo, la poesía si no se reflexiona en la universidad ¿la empresa lo haría? o un estudio sobre el siglo XIX sobre el uso del derecho ¿alguna empresa lo patrocinaría? En esos debates, a veces, falsos debates, lamentablemente, se escora hacia las empresas o al menos esto es lo que más emerge o que tendenciosamente se muestra. Igual o parecido sucede en otras esferas de la vida social. Me parece bien que se muestre una de las caras del desarrollo como es la empresa, pero presentarlo así, es miope, sesgado, tendenciosamente parcial. El desarrollo o progreso no solo parte con la empresa sino también con otros actores como son los trabajadores o trabajadoras, los recursos naturales, la misma sociedad que va a acoger el proyecto. En el caso de los países exportadores de recursos naturales ¿solo hay que tener en cuenta la opinión de la empresa por sus inversiones?, ¿cuentan también las personas que viven en el lugar de la explotación?, ¿cuentan los recursos naturales, ¿la universidad local?, ¿los posibles trabajadores? La empresa ha sido uno de los actores con más luz en estos debates pero faltan los otros actores (stakeholders) que persiguen también el mismo sueño del sustento diario de su familia. Está el caso de las empresas que se “deslocalizan” del norte económico hacia los países del sur ¿tienen en cuenta a las trabajadoras de centros textiles o del impacto sobre los recursos naturales?, ¿se deslocalizan por que los salarios bajos o por que las reglas de juego ambientales son declaraciones que se las lleva el viento? Es una mirada unidimensional y por eso vamos como vamos.

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