Así era Belén a inicios del siglo pasado, tal como se puede apreciar en varias de las viejas fotografías que acompañan este artículo, y en una de ellas en particular; se trata nada menos de una postal del «Puerto de Belén» con dedicatoria de felices fiestas de fin de año incluida; toda una hermosa reliquia, ya que inclusive lleva impreso el sello de recepción de la oficina del correo fechado 14 de diciembre del año 1904. En esta oportunidad trataré de describir el origen del barrio de Belén, también conocido como La Venecia Amazónica o simplemente Belén, que actualmente es una sección del distrito del mismo nombre y que posee una gran fuerza comercial, y está dividida en Belén zona alta y Belén zona baja. Su nombre se debe a su arquitectura convencional compuesta principalmente por casas flotantes y balsas hogareñas (ubicadas más allá de la orilla del río Itaya). Debo acotar también que este es uno de los barrios más pobres de nuestra «Isla Bonita».

Históricamente, en el año 1868, Belén era una caleta de pescadores con 3 casitas y veinte habitantes, para 1886 la plazoleta de Belén se ubicaba en la calle «9 de octubre” y marcaba la frontera entre lo urbano y la selva, desde ahí partía un caminito en forma de herradura que en pendiente llegaba a las orillas del rio Itaya; para los años 1904 y 1909, el registro fotográfico nos muestra un puerto de Belen con intensa vida económica, balsas y lanchas acoderadas, gentío movilizando bultos y pasajeros preparándose para el embarque. El Barrio de Belén consolidó su asentamiento y expansión urbana en sus inicios de abajo hacia arriba hasta formar así mismo el actual Distrito de Belén. El barrio se originó a orillas de Belen Cocha, (donde se ubicó una fábrica de ladrillos), que no era otra cosa, que un pequeño brazo del río Itaya, que nacía la que ahora es una calle llamada Itaya. Este barrio Luego se expandió, hacia una elevación arcillosa, denominada la Loma de Vizcarra (nombre adoptado en honor a su propietario – Coronel Emilio Vizcarra), posteriormente pobló la colina de Pijuayo Loma, denominado así, por la abundancia de aquella palmera. En el año 1911 toda esta zona pasó a ser posesión de la firma gomera «Casa Arana y hermanos Donayre”.

De a pocos se fue poblando el “cerro Belén”, de altura impresionante. En los pozos de Sachachorro se gesta la rebelión; las mujeres de Pijuayo Loma y del puerto son una suerte de hadas que aparecen por necesidad. Esta es la historia de una mujer belenina llamada Rosa y apodada «La Capitana» quien por los días 11 y 12 de agosto organizó una marcha pero lamentablemente el último día se impulsó el saqueo a los comercios que previamente habían sido marcados con una cruz negra. A raíz de esto el gobierno decretó la liberación a todos los productos alimenticios para pagar los derechos de importación por un período de 6 meses hasta enero de 1909. El 13 de julio de 1915 las vendedoras de pescado encabezarían la primera huelga de la ciudad. Belén, aquella «gran callampa negra» como lo llamó el escritor Francisco Izquierdo Ríos, era ya el principal asentamiento popular en medio de la urbe iquiteña. Paralelamente el boom petrolero era uno de los motivos para que la demografía aumente. En los 70 y 80 florecen otros asentamientos poblacionales como Sachachorro ubicado a la vera de aquella mítica quebrada, también surgió el Nuevo Liberal y otros sectores de Pueblo Libre.

Belén nació en la antigua desembocadura del rio Itaya en el brazo principal del río Amazonas, por lo que hoy es la calle Itaya y desembocaba por los años de 1886 en el río Amazonas, a la altura de lo que hoy es la primera cuadra de la calle San Martín que en esa época recibía el nombre de calle Omagua. Esta zona mal llamada “la Venecia loretana” por haber construido sus casas encima del rio sobre pilotes de madera o balsas las que en época de crecida amarran unas a otras y deben vivir en el segundo piso dedicándose especialmente a la pesca, pero cuando el río baja, utilizan ambos pisos de las casas y cultivan la tierra de los alrededores, hacen lo que pueden, callando la tristeza del desamparo a la luz de un contrastante y bello atardecer. Fue un tal Octavio Tafur, uno de los primeros moradores que concibe la idea entre tertulias, de que el populoso, mágico y rebelde barrio de Belén se convierta en Distrito. En los primeros meses de 1983 diversos vecinos comienzan a gestar la idea de formalizar dicho pedido ente el gobierno del entonces presidente Belaúnde Terry. En marzo de 1983 se constituye la COMISION COORDINADORA PRO DISTRITO DE BELEN y luego de más de una década el 5 de Noviembre de 1999 se expide la ley 27195 creándose el distrito de Villa Belén. En la actualidad el distrito cuenta con aproximadamente 74,000 habitantes y en noviembre del 2002 se eligió como Primer Alcalde del Distrito al Dr. Carlos Lozano Escudero (2003 -2006), José Vela García (2007 – 2010), Hermógenes Flores Gómez (2011 – 2014), Richard Vásquez Salazar (2015 – 2018), y Gerson Lecca (2019 – 2022).

Cabe mencionar que la zona céntrica del distrito de Belen se caracteriza por un comercio ambulatorio extendido, y caótico, una demostración de la pobreza y la miseria que predomina en la población. Es vergonzoso que tengamos a Belén como uno de nuestros destinos turísticos urbanos, induciendo al visitante a fotografiar viviendas de material rústico en estado deplorable, con niños mal alimentados y con abdómenes protuberantes. Esas muestras para la fotografía explican la miseria de Belén; de iquitos, de Loreto siendo objeto de lástima de parte de los turistas extranjeros. Belén debe valerse por el atractivo de sus faenas cotidianas, por la forma digna de las vivencias de sus valientes vecinos y por ser un pueblo digno. El distrito de Belén en medio de lo que es, necesita mejorar sus condiciones de vida, su orden comercial, su seguridad ciudadana, su administración política, disminuir su extrema pobreza, mejorar sus condiciones de salud, su educación y su rostro; como un bello pueblo típico, agradable a la vista y digno.

Una de las fotografías que acompañan este artículo es del año 1924 y fue tomada por el famoso piloto “Elmer Faucett”, y muestra como el brazo principal del Río Amazonas pasaba a orillas de nuestra ciudad; el brazo secundario del mismo río estaba al otro lado de “Padre Isla”. Y sobre todo que las aguas de río Itaya entregaban al Amazonas, después de Belen zona baja. Este interesante registro fotográfico dice mucho de cómo era nuestra ciudad antes de que ocurrieran los cambios significativos en el cauce del rio Amazonas en la década del ‘70 y ‘80, entre las desembocaduras de los ríos Nanay e Itaya, tanto aguas arriba como aguas abajo de la ciudad de Iquitos. La parte del Brazo Occidental que corría entre la ciudad de Iquitos y la de “Padre Isla”, reveló de manera indubitable que nos encontrábamos frente a fuertes cambios, ya que se produjo una bifurcación del río. Para los lectores de esta columna les diré que es cierto que Iquitos era conocida por estar “a orillas del Amazonas”, el río más ancho y caudaloso del mundo y parte central de la inmensa cuenca amazónica. Pero actualmente, para nuestra mala suerte el río Amazonas no pasa más frente a Iquitos; pasaba si, hasta que en la década del 80 producto de una acción conjunta de bancos de arena que se depositaron en meandros causaron la colmatacion (proceso de ampliación de tierra firme) del canal derecho del Amazonas que era el que pasaba frente a nuestra “Isla Bonita”, mas las erosiones conjuntas, obligaron a las aguas de una de las 7 maravillas naturales del mundo a discurrir por la margen izquierda de “Padre Isla”.

Por eso ahora, cuando nos apoyamos en el balaustre del viejo malecón vemos el río Itaya, uno de los tres ríos que rodean Iquitos, antes de desembocar en un brazo del río Amazonas. Inclusive llegamos a ver un especie de Laguna casi estancada por el caudal medio del Río Itaya apenas alcanza los 9.07 m³/s; cuando el caudal medio del Río Amazonas alcanza a la altura de nuestra ciudad 209,000 m³/s (es decir 20 mil veces más). Esta es la razón de que el caudal del rio Itaya haya disminuido y parezca casi estancando, ya que desemboca al rio Amazonas como pidiéndole permiso. El río Itaya se forma en los altos de la selva, al noroeste de la población de la ciudad de Nauta y en su recorrido atraviesa la carretera Iquitos / Nauta, llega a atravesar los distritos de San Juan y Belén en el cual es gradual y creciente la urbanización de su cuenca. En el segmento del curso bajo del río se encuentra en un área intensamente intervenida y ocupada por asentamientos humanos, con una población de bajos ingresos, generando una desordenada y un inadecuado uso del suelo. Además que el canal fluvial ha sufrido algunas severas modificaciones en las características de sus bordes, debido a que el río Amazonas entró y erosionó la parte de la desembocadura; que se produce en la margen izquierda del río Amazonas, tiene una longitud total de 374 km. Su ancho máximo se presenta en la desembocadura, con 60 metros. Sus corrientes son mínimas.

Como todo río, el Itaya transporta en sus aguas especialmente en las épocas de crecientes, grandes cantidades de sedimentos y que son movidos por un caudal, este transporte debe haber sido intensamente alterado por proceso actividad antropogénica. Los problemas empiezan a surgir cuando el hombre acelera estos procesos naturales puesto que el efecto se potencializa por la influencia del hombre, por medio de deforestación desordenada, construcciones, mineralización y actividades agrícolas sin criterios conservacionistas (Siviero e Coiado, 1999). Durante las varias fases de este proceso se tiene perjuicios ambientales, desde la erosión de solamente ocurrida en la fase de producción de sedimentos, el deterioro de la calidad del agua (para el consumo e irrigación ) observado en la fase de transporte, la mortalidad de las especies acuáticas y la imposibilidad para la navegación debido una disminución de la superficie del agua, más allá de la colmatación de los ríos (que llevan a la ocurrencia de inundaciones), y colmatación de embalses (llevando a la reducción de su vida útil) ocurridos en la fase de sedimentación. Al transcurrir el tiempo haría que allí se estableciera allí el puerto de acopio de los productos que venían del interior de la Región… Espero que luego de este artículo, sus compras en Belén no sean las mismas, y vean con cariño el paso de la historia y cuando le digan que Belén es “La Venecia de Iquitos” recuerden el difícil vivir de estos pobladores.