Escribe: Jorge Martín Carrillo Rojas.
Desde que estoy inmerso en el mundo del periodismo, he visto pasar a varios presidentes de la República. Desde Alberto Fujimori, un fugaz Valentín Paniagua, Alejandro Toledo, Alan García, Ollanta Humala, Pedro Pablo Kuczynski y al actual Martín Vizcarra. No se puede decir que no hicieron nada por la región Loreto, ni por su capital Iquitos.
Hicieron, obras de mayor o menor envergadura, pero de lo que no se preocuparon es de megaproyectos para servicios básicos como agua, alcantarillado y luz.
Loreto como región y ciudades como Iquitos, Requena, Nauta, Contamana, entre otras, están condenadas a recibir agua a cuenta gota, pese a estar rodeadas de ríos. A eso se suma que la energía que se consume es la más cara y deficiente en el mundo.
A esas deficiencias se pueden sumar muchas más necesidades, convirtiéndose en una de ellas, tener un internet lento e interrumpido.
Una rápida pregunta a cuatro personas arroja el siguiente resultado: tres prefieren un buen servicio de agua y luz, y solo uno de ellos eligió un buen internet.
Respuestas que son una clara muestra de lo que son las reales necesidades básicas de las personas. En lo particular, prefiero un servicio de agua las 24 horas del día, una energía más estable y un internet que mejore lo más rápido posible. Sin duda que en el orden de prioridades el agua ocupa el primerísimo lugar, luego una buena energía eléctrica y pisándole los talones el internet.
Y es que sin agua no podemos aspirar a buscar que mantengamos costumbres saludables, sobre todo en sectores periféricos, como el de lavado de manos, lavar las frutas y verduras y mantener un aseo necesario. Sin agua cualquier campaña de salud, en la que es básico el uso del llamado líquido elemento, caerá en vaso roto, si no se cuenta con un servicio medianamente eficiente.
Sin agua, no podemos aspirar a eliminar enfermedades. Debemos aspirar a que los caños sirvan para que fluya el agua y no aire, o ruido extraño. Debemos aspirar a que las velas sirvan para ponerlas a los santos o para celebraciones religiosas, antes que para iluminar las casas ante un apagón.
Así las cosas, lo ya mayores debemos aspirar a demandar y, sobre todo, lograr que servicios básicos como agua y energía eléctrica hoy mal brindados por empresas como Sedaloreto y Electro Oriente, sean de nivel A1 para las futuras generaciones, caso contrario todo seguirá igual y hasta peor. Porque si esperamos algo de los gobernantes de turno, pueden pasar muchos años y todo seguirá igual. Pues para ellos, no existimos.
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