Recuerdo una vez cerca de la estación de autobuses en Valladolid leía un letrero que decía: “España, para los españoles”, el mensaje era excluir de esta sociedad a los inmigrantes. En el afiche, muy grande, se graficaba con un hombre de traje y corbata con la bandera española detrás de la camisa, como un renacido Superman. Se despertaba del letargo el guardián del orden. Hace poco un líder político conservador, de luces bien cortas, declaró que no hay sitio para todos – me suena mucho al discurso xenófobo peruano contra la población venezolana, y al día siguiente para lavar su imagen fue a hacerse un posado fotográfico en una valla fronteriza con Marruecos junto a un grupo de inmigrantes subsaharianos. Es el doble discurso en esta sociedad de cultura autoritaria producto de los años de dictadura franquista. El del palo y zanahoria, En ambos casos se visibiliza a los inmigrantes para vejarles e insultarles. Luego, durante todo el año, no son ostensibles. En Perú, país andino- amazónico, de grandes contradicciones y con actitudes de nuevo rico de su población, tenemos que un candidato a la Alcaldía de Lima, y que encabeza las encuestas de preferencias, dijo que aquellos que quieren a los venezolanos que abran un cuarto en sus casas, y agregó, yo no meto a un extraño en mi casa. Esa misma respuesta atufada de torpeza moral la tuvieron también otros líderes europeos, como Le Pen, y como no, líderes conservadores españoles que se relamían para decirlo públicamente. La globalización informativa y de noticias hace que las estupideces recorran el orbe en cuestión de segundos y también que esas mismas estupideces se repitan sin más. Lo más grave es que haya parte de la ciudadanía europea, y la limeña mazamorrera y peruana, las secunde. No estamos entendiendo nada del problema o nos hacemos los golfos.

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