Después de intentarlo durante años, Cristiano acertó en Turín con una chilena limpia a 2,21m del suelo tras una prueba idéntica que mandó al poste en el entrenamiento de la tarde anterior
Mientras la directiva del Real Madrid esperaba que Zinedine Zidane terminara la rueda de prensa y los jugadores salieran de la zona mixta para poner rumbo al aeropuerto, engañaban la espera enviándose unos a otros por WhatsApp el gifcon el gol de chilena de Cristiano Ronaldo que puso en pie al Juventus Stadium y dejó boquiabierto al técnico francés. El recibimiento en el vestuario duró poco menos de dos minutos porque un médico de la UEFA se llevó rápidamente a CR y a Sergio Ramos a la sala de control antidopaje. No hubo tiempo para abrazos, ni bromas, ni vaciles. Sí para una felicitación más íntima a la espera de llenar los frascos. “Cris, tu gol de esta noche es de los que los madridistas se contarán de padres a hijos toda la vida”, le dijo el capitán.
Turín amaneció el miércoles de nuevo con lluvia y con un único tema de conversación en los bares: el gol de Cristiano Ronaldo, su hambre y ambición que van aumentando con el paso de los años. El Daily Mail atizó el debate con esta pregunta en su portada: “¿Es el mejor gol en la historia de la Champions League?”. En los periódicos italianos se habló de una Juve batida por un marciano, de una pesadilla real, de un Cristiano padrone [dueño] del Juventus Stadium, de un jugador de otro planeta. La de Cristiano fue una jugada estéticamente perfecta: golpeó el balón a una altura de 2,21 metros. “Salté muy alto. No tengo palabras para describirlo, pero seguramente es mi mejor gol. Llevaba buscándolo mucho tiempo. ¿Cuándo decido hacerlo? Se dio por las circunstancias del partido. Se me pasó por la cabeza y salió bien, siempre hay que intentarlo”, explicó el portugués en un vídeo grabado por los medios del club. Y siempre lo intentó, incluso estando lesionado. Ocurrió en un partido contra el Villarreal el 20 de abril de 2016: se lesionó en un sprint y aun así intentó marcar de chilena en la siguiente jugada.
El lunes, en el último entrenamiento previo a la ida de los cuartos, lo intentó en el partidillo, con la misma pierna, la derecha, aunque algo menos estirada, con la misma posición de hombros y brazos. La pelota se estrelló en el palo izquierdo. El martes entró por la derecha de la portería de Buffon. “Eso les sale a los genios y a los valientes”, comentaban sus compañeros el martes por la noche en el bus que les llevaba al aeropuerto. Y le sale también a los que perseveran, porque Cristiano lleva años intentando anotar un gol de chilena. Lo hizo en una ciudad donde el Madrid no ganaba desde 1962 —con un gol de Di Stéfano—, lo hizo en el escenario más importante, el europeo, y en el momento más crítico del partido, cuando la Juve estaba poniendo contra las cuerdas al conjunto blanco. A partir de esa chilena, no hubo partido.
“Rarezas biológicas”
Recordaban en el Madrid que Zlatan Ibrahimovic dijo el día de su presentación con Los Ángeles Galaxy que se sentía como Benjamin Button: “Nací viejo y moriré joven”. Los médicos del club blanco observan cómo Cristiano está pasando por la misma transformación. Los datos que manejan les llevan a colocar al portugués en el capítulo de “rarezas biológicas”. A sus 33 años, cada temporada va mejorando los niveles de la anterior. Está cada año más fino. En los futbolistas de élite, la media de la masa grasa es de 12/13%, la de Cristiano oscila entre 9,5/10,5%; la suma de pliegues (el tejido adiposo), es de 60m/m mientras que la del portugués es de 50m/m, según los datos médicos. Con la masa muscular pasa algo parecido, la media es de un 46% y la de Cristiano 50/51%.
El portugués, además, lidera los registros de explosividad en carrera de la plantilla. Como explica el biomecánico Xavier Aguado, en la jugada de la chilena, el portugués acaba el desplazamiento en un paso más largo en distancia y duradero en tiempo que le permite obtener la tensión muscular adecuada para impulsarse. Los datos que manejan los médicos del Madrid hablan también de una extraordinaria capacidad de impulsarse en parado, la que le propicia su fuerza en el tren muscular inferior. Cristiano supera en parado y con cargas añadidas de 10 kilos los 90 centímetros sin llegar al límite.
No es de extrañar que el lunes, por ejemplo, en la portada de la Gazzetta dello Sport, se le pidiera a Allegri una magia para hacer desaparecer a Cristiano. El portugués siempre que ha jugado contra la Juve ha marcado. “Desde hace un tiempo es el mejor delantero centro que hay, se ha transformado. Son extraordinarias su lucidez y su habilidad para finalizar las jugadas”, le piropeó el técnico del conjunto bianconero. En letargo durante toda la primera parte de la temporada, Cristiano ha despertado cuando ha empezado a sonar el despertador europeo.