A raíz de las declaraciones de Jorge Barata, ante la justicia brasilera y fiscales representantes del Ministerio Público de nuestro país, que han revuelto, no el gallinero, sino la ratonera de la sociedad peruana, pues solo ha reafirmado lo que venía siendo un tremendo secreto a voces. La macro y ramificada corrupción en todos los estamentos de gobierno. Pero que salpica con su lodo a los partidos políticos, desde sus líderes hasta sus más cercanos colaboradores, pero también a las esferas del mundo empresarial y hasta a los medios de comunicación. Todo esto -por el momento- en el nivel nacional.
Hay muchas voces, entre ellos el mismo presidente Pedro Pablo Kuczynski, que han salido a señalar que no se le debe dar mucha bola a las confesiones del que era, nada más y nada menos, brazo derecho en el Perú de Marcelo Odebreth. Estoy de acuerdo con eso, pero, ojo, Barata no ha descubierto la pólvora, el solo reventó un cohetón. Él no ha destapado la olla, solamente la sacudió para que salten las cucarachas. Es decir, abrió la boca para decir lo que la justicia brasilera, estadounidense y, aunque solapadamente, la peruana, ya conocían. Insistir en el argumento de que el representante de la poderosa constructora del país de la samba es un delincuente, por lo tanto lo que pueda decir no debe ser tomado en cuenta, es caer en lo mismo de siempre, en lo que se ha amparado y camuflado lo ilegal, mafioso y corrupto de nuestro país. Matar al mensajero y no el mensaje.
Pero, ¿qué hacemos? Nos seguimos distrayendo en el árbol torcido en medio del bosque. Nos quedamos de meros espectadores como nos siguen mandando al despeñadero los poderosos corruptos. ¡No pues! La peor actitud es que nos quedemos solo en la tibieza de una protesta muy de redes sociales. Aquí solo hay dos caminos. No nos queda otra a los peruanos. Estamos en contra y rechazamos con total indignación la corrupción y las mafias que lo sostienen en todos los ámbitos o nos seguimos haciendo los locos e indiferentes ante semejante deterioro de nuestra sociedad.
Pero, cuidado, no se trata de ser un anticorrupción hipócrita y convenido. Que solo ve la paja en el ojo ajeno mas no ve la viga en el suyo. No es que dependa del color del cristal con que se mire. Porque eso de: «mi corrupto es menos que tu corrupto», nos ha jodido la vida hasta ahora. Si vamos a luchar contra esta gente podrida, pues que sea contra todos sin excepción alguna. Sin que nos importe un pepino el color de su camiseta partidaria. Indígnate y mándale al carajo si es tu candidato o grupo político. Porque solo así serás víctima y no cómplice.
Porque tan corrupto es el que recibió 200 mil como el que «chapo» de Odebrecht 3 millones. No hay corrupto pequeño o grande. Que vayan todos a la cárcel y que la justicia le aplique a cada cual la pena que le corresponda.
Hasta el momento, escandalosamente, solo el expresidente Ollanta Humala y su esposa Nadine Heredia, son los únicos que están en la cárcel, con prisión preventiva, pero Keiko Fujimori, Alan García, Susana Villarán, Pedro Pablo Kuczynski y Alejandro Toledo, por los mismos delitos o igual de graves, están pasando piola. ¿Por qué? No entiendo. Me huele mal. Esto también es un acto corrupto del Poder Judicial.
Así que comencemos de una buena vez. Por ejemplo, el ONPE, está informando que hay varias autoridades que no han cumplido con rendir cuentas sobre los aportes económicos a sus respectivas campañas. Lo mismo sucede con los partidos y movimientos políticos vigentes y que están en plena competencia preelectoral. No elijamos a aquellos candidatos que no son transparentes en este tema. ¿Eres uno de los que se indigna por la corrupción? Pues fácil, señor, predica con el ejemplo. Comienza por casa. Pídele, exígele, a tu líder que muestre esos informes. Que cumpla con el país.
Nos podemos pasar la vida entera maldiciendo de la corrupción y los corruptos. Nos podemos quedar sin voz quejándonos y reclamando. Pero si nos tapamos un ojo para ver solo el lado que nos conviene, pues mejor que siga la procesión donde le rendimos culto a la hipocresía cómplice.
@RMezaS
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