Cuatro años después de que Dylan Farrow acusara públicamente a su padre, Woody Allen, de haber abusado de ella cuando era niña, la ola contra el acoso sexual ha provocado que actores que han trabajado con el cineasta neoyorquino le den ahora la espalda y pocas voces han salido en su defensa.
Hoy, el avance de unas declaraciones de Dylan Farrow en su primera entrevista televisiva, que se emitirá mañana y en las que se reafirma en las acusaciones contra Allen, han terminado de ensombrecer la imagen pública de un cineasta que ya estaba en el punto de mira desde su matrimonio con su hijastra Soon-Yi Previn.
Cuando en 1992 la relación entre Mia Farrow y Woody Allen se rompió debido al romance del realizador, entonces de 56 años, con su hijastra, que tenía 21, las acusaciones de que había abusado sexualmente de su hija Dylan de 7 años, se perdieron en el caos.
Pero Ronan Farrow, el único hijo biológico de Allen y Farrow, siguió atacando a su padre durante años, impidiendo así que el tema se olvidara totalmente.
Y fue él quien se dedicó a investigar los trapos sucios de Hollywood cuando trabajaba para la revista The New Yorker, donde publicó un artículo en octubre pasado en el que se hacía eco de las denuncias de varias mujeres contra el todopoderoso productor Harvey Weinstein.