La palabra Rusia sufrió una transformación en estos tiempos de fútbol a granel. De pronto dejó de ser una lejanía, una presencia remota, una ausencia anunciada, para convertirse en algo real. Para convertirse en el destino manifiesto de más de 30 millones de peruanos de ambos sexos que por fin, luego de más de 3 décadas, podrán asistir como espectadores a un mundial de la pelota. El llamado repechaje quedó atrás y acabó con la clasificación de Perú. Así, ahora, la sufrida afición peruana puede disfrutar de una victoria, algo que hasta hace poco era esquivo.
El largo camino a Rusia ha sido un itinerario escarpado, tortuoso, poblado de dudas, teñido de derrotas y amenizado por victorias asombrosas como el triunfo que obtuvo Perú ante Ecuador jugando de visita. Es posible que se partido haya sido la llave maestra que permitió a la blanquirroja dejar el puesto octavo en la eliminatoria y empezar a escalar posiciones hasta arribar al quinto lugar, lo cual le permitió jugar la repesca ante un equipo que era inferior tanto individual como colectivamente.
El tortuoso camino a Rusia encontró un aliado fervoroso y desatado que quería a toda costa asistir a un mundial. Ese aliado fue el hincha peruano. Surgió de la noche a la mañana, ganado por las victorias de la blanca y roja. Su aliento, su adhesión, sus ganas, invadieron todo el ámbito nacional y se convirtieron en baños de optimismo para los peloteros que no están acostumbrados a jugar bajo presión. El hincha peruano puso su cuota importante para lograr el ansiado boleto a Rusia.
El largo camino a Rusia no debe desaprovecharse como otras veces. Estamos ante una gran oportunidad de convertir al fútbol peruano en una efusión de calidad. No nos engañemos: la selección es una isla que surgió gracias al trabajo oportuno de Ricardo Gareca. El resto del futbol peruano es un desastre que no le gana a nadie en estos últimos tiempos. De manera que debemos hacer algo serio y bien planificado para que esa clasificación al mundial sea una gran oportunidad para salir del rubro de los perdedores.