Haydée Milanés:
Cuando habló de su padre a pedido del público, dijo: “Mi padre es un ser extraordinario, está pendiente de los demás, una persona muy humana que recorre las calles para ver cómo está la gente. Nunca se apartó de sus raíces, y eso lo ha demostrado en sus canciones donde ha sido critico hasta con la revolución porque cuando uno quiere las cosas hay que decir lo que está mal”. Y el público la aplaudió.
Haydée Milanés, hija de Pablo Milanés, estuvo en la Hay Festival Arequipa 2017 para cantar y hablar de la música cubana. Las dos cosas las hizo con una calidad extraordinaria y un conocimiento enciclopédico. En el concierto arrancó aplausos con “Yolanda” y más aplausos con “La flor de la canela”. En la conferencia cantó a capela a pedido del público y fascinó con su belleza y claridad de su pensamiento. Para quienes apreciamos a Pablo, su padre, nos complace tener similar sentimiento hacia Haydée, su hija. Pro & Contra estuvo con la artista cubana.
Era inevitable la comparación y las analogías prejuiciosas entre ella y su padre. Y seguro que cuando hizo su aparición en el estrado del Teatro Municipal de Arequipa más de uno creyó ver en ella la versión femenina de Pablo Milanés, su padre. Con una sencillez escénica y una belleza destacada por los reflectores apareció vestida de rojo. El público estaba asombrado con su primera interpretación. Luego vinieron los clásicos “De qué callada manera” y sin que lo notáramos todos cantábamos “Yolanda” como preludio a lo que sería “La flor de la canela”, esa interpretación magistral que fue aplaudida por el público como muestra de afecto y respeto, condiciones que ella confesaría le motivó a interpretarlo y que fue todo un reto.
Si aquella noche del viernes los arequipeños y visitantes culturales nacionales y extranjeros quedaron sorprendidos por la calidad interpretativa de Haydée Milanés, el día siguiente en la sala Mariano Melgar de la Universidad Nacional de San Agustín ratificaron esa impresión no sólo por la interpretación que le pidió el público sino por el conocimiento de la música de su país y de América Latina. Además de su simpática sencillez que la llevó a tomarse selfies y conversar con cada persona que se la acercaba a preguntarle cómo está su padre.
La mañana del sábado estuvo con el arequipeño Walther Salas conversando sobre “La canción cubana y sus influencias” y se notó que no sólo es práctica musical sino teoría de la música. Recorrió en pocos minutos por todo el proceso musical de Cuba desde su aparición hasta la actualidad, pasando inevitablemente por la trova. Y, hablando también de su padre como músico y ser humano.
Si en el concierto se la notaba sencilla y dotada genética y socialmente de una calidad interpretativa, aquel sábado el contacto directo con la gente la mostró grandiosa y hermosa. Y es que habla con naturalidad y en cada una de sus expresiones se nota que hay conocimiento y la necesidad de expresarla sin falsas modestias ni egocentrismos ocultados. Cuando habló de su padre a pedido del público, dijo: “Mi padre es un ser extraordinario, está pendiente de los demás, una persona muy humana que recorre las calles para ver cómo está la gente. Nunca se apartó de sus raíces, y eso lo ha demostrado en sus canciones donde ha sido critico hasta con la revolución porque cuando uno quiere las cosas hay que decir lo que está mal”. Y el público la aplaudió.
En otro momento dijo que “la revolución fue el caldo de cultivo para los músicos y ahora los tiempos han cambiado, hoy existen muchísimos cambios, porque necesitamos más libertades y la música es el espacio para decir algo”. Con lo que dejó entrever que mientras haya espacio para decir algo la música será el instrumento propicio. Pero ya antes había hablado de su padre Pablo Milanés: “Se dice que mi padres es como el puente entre una generación y otra, es decir la del feeling y la nueva trova”. Ese feeling que no es otra cosa que el género surgido desde la canción cubana que, según los estudiosos, tiene una notable influencia de la música norteamericana. Ese feeling o filin, como mejor le guste escribirlo y pronunciarlo, es lo que el trovador ofrece con sentimiento, emoción. Y Haydée Milanés conoce de primera mano el proceso porque su padre, Pablo Milanés, representa a la nueva trova, que surgió después de esa fase que, dicen algunos tenía en los mexicanos y cubanos a sus máximos representantes. Pero no hay que ponerse teóricos. Aunque vale escuchar a Haydée cuando se refiere a la nueva trova.
“Era la nueva canción en Latinoramérica que surgió en la década del 60 no sólo en Cuba sino en países del continente, canciones de protesta, que le daba mucha importancia a los sucesos de la época”. Y añade: “Siempre que hay una revolución hay una revolución cultural con artistas que se suman dando ideas, concepciones, nuevos pensamientos y con la música contribuyen a consolidar un proceso”. En el caso de la música cubana siempre nos vamos hacia las raíces porque eso permite conocer los procesos históricos y si algún aporte puede reclamar la nueva trova es que hizo, como lo repetía el poeta cubano José Martí: “América Latina es una sola”.
Mientras Salas interviene con la historia musical de América y Arequipa, al contestar una pregunta Haydée afirma que “no se puede hacer las cosas obligadas, cuando uno canta a la revolución tiene que hacerlo porque le nace y si se politiza la música y esa es una opción pues que se haga pero con convicción”. Como debe ser todo en la vida, más si es un proceso creativo, ¿no?.
Como todos los que asistimos al concierto quedamos gratamente sorprendidos y maravillados por la interpretación de “La flor de la canela” de Chabuca Granda, ya en la conferencia del día siguiente preguntamos si era una deferencia hacia el país que visitaba o formaba parte del repertorio en todas sus presentaciones. “A partir de ahora será parte de mi repertorio, confieso que inicialmente fue pensado como un agradecimiento hacia el país donde uno va, pero se fue volviendo un reto y “La flor de la canela” se queda en mi repertorio”. El respetable aplaudió con respeto tamaño anuncio.