Cuando uno sale de viaje aunque solo por un día y está lejos de los medios de comunicación (prensa escrita, hablada, telediario, prensa por internet, FB, twitter), siente una sensación indescriptible de bienestar. Hay una saturación de información que no nos deja pensar. Además que los medios de comunicación están tan sesgados y tóxicos que hay que tomar distancia. Hay que apartarse de ellos. Abruman con tanta estupidez. Estar bien informado significa poco en estos tiempos, lo primero que hay que preguntarse de que medio te estás informado, casi todos tienen sus obsesiones. Hay días que, aposta, no veo el telediario, sea este de un canal público (que cada día es peor) o de manos privadas (que no se distancia mucho con el público). Ambos andan desnortados. Con las noticias no se busca crear conciencia en la ciudadanía. No, no, quieren formar talibanes o bandas alrededor de una idea y, para desgracia, esta idea está manipulada o instrumentalizada para efectos políticos. Aquí no hay día que no salga las noticias sobre Venezuela, seguro que hay cosas que se están haciendo mal, pero que día sí y día también sigan con la matraca ya parece hasta sospechoso. Hace unos días hubo elecciones en Ruanda, el presidente ha sido reelegido para un tercer mandato bajo un modelo político más autoritario ad hoc – es un país con recursos naturales muy apetitosos, como el mineral que se usan para los teléfonos móviles (con trabajo infantil, según las noticias, en el recojo de esos minerales), y en manos de transnacionales y muchas de ellas vinculadas a los medios de comunicación, pero ni siquiera hubo un análisis de lo que ocurría en el país o la tendencia, cada vez más constante, en África como en ciertos países latinoamericanos de presidentes cada día más autocráticos. Cambiando de tercio, tenemos que las noticias (o rumores) deportivas (generalmente de fútbol) parecen de cotilleo, se nota que es verano. Con tanta noticias que intoxican se observa que las relacionadas con las inmigraciones siempre abordadas con un sesgo racista, colonial, patriarcal y etnocéntrico. Desgraciadamente, los y las periodistas están muy mal formados para aproximarse a un problema tan sensible de dignidad humana como lo fue la esclavitud en su momento. Casi siempre afloran los prejuicios ¿hacia dónde vamos así? En muchos telediarios en el colofón de las noticias pasan música y músicos, y casi siempre son los mismos, ¿acaso no hay más músicos? Cada día me apetece no ver las noticias en los medios de comunicación y soy un salvaje feliz.
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