Cuenta la historia – mejor dicho – los griegos, que Hércules separó África de Europa cual 2 columnas quedando como resultado en el África el país de Marruecos y en Europa un pequeño territorio llamado Gibraltar, que tiene como único vecino a España, puntualmente a Andalucía.
Gibraltar es parte del Reino Unido. Si bien no se encuentra conectado territorialmente con él, políticamente lo está y el territorio es parte de la corona inglesa, aun cuando muchos ingleses no lo saben, puesto que Gibraltar es muy pequeño, albergando a una población de aproximadamente 23 mil habitantes y cuya primera fuente de ingresos es la curiosidad de quienes viajan hasta su tierra para sorprenderse de cómo un espacio tan pequeño es la auténtica representación de los ingleses.
Cuando Gabriel, un amigo natural de Cádiz me habló de Gibraltar no me lo podía creer. Parecía un cuento, tenía todos los componentes de una historia mágica cuyo personaje principal es Hércules y de fondo la Reina de Inglaterra tomando el té.
Fue tanta mi curiosidad por Gibraltar que le pregunté a Gabriel si podíamos ir, me respondió que sí. En menos de 2 días armamos el viaje y al tercer día yo ya estaba en Andalucía listo para viajar a Gibraltar. Por la noche de ese día, repasamos cada una de las cosas que haríamos en Gibraltar y al final – que debió haber sido lo que primero a considerar – caímos en cuenta de que alomejor por ser ciudadano peruano necesitaría de una visa para entrar y efectivamente, así fue.
La ilusión del viaje construido en torno a la figura de Hércules y la Reina tomando té se vino abajo en cuestión de segundos. De pronto “ya no era posible viajar a Gibraltar”. Las visas se tramitan con 20 días de anticipación.
Esa noche casi no he podido dormir pensando en Gibraltar. Gabriel por su parte me propone un nuevo plan de actividades para ganar tiempo y dejar pasar la ilusión de visitar a Gibraltar.
De entre las nuevas actividades que Gabriel propone, una resalta por su excentricidad. Se trataba de la presentación de un tal José Manuel Serrano, un escritor de aproximadamente 40 años que se dedica a investigar y escribir sobre historias oscuras, de miedo y terror ocurridas a lo largo de la historia de Cádiz.
Es así entonces, que el viaje a Gibraltar se transformó en un viaje a lo oscuro y desconocido en donde no hacían falta una visa, mucho menos libras esterlinas. Tan solo hacía falta cambiar la imagen de Hércules y la Reina tomando te por la de un hombre puesto en el escenario acompañado de 5 velas, un juego de cartas y entre sus brazos una muñeca con el cabello quemado casi a la mitad.