Por Gino Ceccarelli
Soy muy crítico y librepensador, trato de tener siempre una opinión personal sobre los grandes temas culturales y sobre política nacional y mundial. Fidel Castro es uno de los grandes personajes del siglo XX, y ha marcado, para bien o para mal, el derrotero ideológico de varias generaciones. Todo lo que digamos públicamente sobre Fidel y la revolución cubana, estará expuesto a que se nos juzgue, aprecie o condene por los lectores. Yo, como muchos jóvenes de ese entonces (La revolución cubana se hizo antes que yo nazca) veíamos con simpatía que un país latinoamericano haya derrotado a un dictador y que tomó las riendas de su destino. Con el tiempo fuimos testigos de que en nombre de la libertad se había instalado otra forma de dictadura. Es difícil analizar el caso de la revolución cubana sin ser pasional. Quizás lo jóvenes de ahora no entienden el contexto histórico en la cual se desarrolló esta revolución. No olvidemos que hasta hace 20 años, aun creíamos que se podía cambiar el mundo. Ahora nadie cree en revoluciones armadas ni que una ideología puede cambiar el futuro del planeta. Todos quieren plata, es decir, que el pensamiento capitalista y frívolo ganó la lucha histórica después de la guerra fría. Pienso que la figura de Fidel, como la del Che Guevara, seguirán siendo mitos donde no habrá espacio para la conciliación. O amas o desprecias a Fidel. Así no entiendas de qué se trata o te llegue al nabo leer y enterarte de la historia. El mundo ha cambiado. Ahora la opinión de los burros e ignorantes vale igual o más que la de los intelectuales o historiadores. Así estamos.