Los presidentes de la república de las últimas décadas tienen una relación de amor y odio con la Amazonía. Resumiré con el peligro de hacer una caricatura de las actuaciones presidenciales sobre la Selva. El marco temporal de esta crónica empieza, por razones de espacio, con Belaúnde y sus obsesiones sobre las carreteras en la selva como lo fue la marginal de la selva y su desquiciante propuesta de unir el Amazonas con el Orinoco, a toda costa. El caso de García Pérez es el más contradictorio y en resumidamente cuentas su relación con la floresta ha sido conflictiva, muchas veces, alimentado por su ignorancia. Se le recordará por el “Baguazo” (una ministra de PPK responsable política de ese incidente está bien pancha en este nuevo gobierno y con memoria muy corta) y su famoso escrito de “El perro del hortelano” donde graficó su desconocimiento de la floresta. El caso de Fujimori quien paralizó el proceso de descentralización política y administrativa en el país, se hizo querer en la selva por sus continuas venidas para pescar con sus amigotes. En el caso de Toledo pasó casi desapercibido sus actuaciones, al menos las de gran magnitud. Fueron medidas de poco calado. En el caso de Humala también sigue el camino de Toledo, mucha bulla pero con resultados magros. Con el añadido, que un diputado por la región ocupó uno de los cargos políticos más significativos pero su actuación fue de la más sonrojante (ahora esta misma persona está en plena formación de un partido político. Lo que debió hacer es abandonar la carrera política pero el virus del poder puede más). Por estos tiempos, la Amazonía sigue caminando a bandazos y por senderos peligrosos. Como es el caso de los derrames de petróleo (últimamente de Urarinas, Comunidad de Nueva Alianza), propuestas de hidrovías sin estudios suficientes de los impactos al ambiente, construcción de carreteras y trenes (sin consulta previa) y otras locuras más. Pareciera que la floresta excita las chifladuras más excéntricas. En este nuevo período presidencial y de la legislatura veremos, para el caso de Loreto, cómo andan las diputadas elegidas (lo digo así porque la mayoría son mujeres). Antes de las elecciones manifesté que la candidata, y hoy diputada, Patricia Donayre era decepcionante verla en la filas del fujimorismo. Lo decía por el legado académico de ella y por su talante democrático. Un colega de profesión, luego de escucharla no explicaba su presencia en las filas de Fuerza Popular. Por estos días, esta diputada ha impulsado el grupo de trabajo Amazonía sostenible dentro de la Comisión de Pueblos Andinos, Amazónicos y Afro Peruanos, me parece oportuno ante el apocalipsis y boato anunciado de construcciones por todas partes de la floresta. Ojalá que el grupo de trabajo no sea flor de un día. Pero seguiremos atentos esos pasos y esperemos que sean un brindis al sol.
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