Escribe: Percy Vílchez Vela
En América Latina la tasa de desempleo aumentará en un 6.2% en este año del 2016. Ello, según los expertos y entendidos en la materia, debido a la caída del crecimiento económico que tendrá un impacto sobre el mercado laboral. En la región Loreto el desempleo viene ganando más víctimas cada día debido a la crisis del presente. El desempleado es un personaje trágico que de pronto pierde su puesto de trabajo y pasa a formar parte de un ejército menesteroso.
En el actual censo de desempleados, mapa que se incrementa cada día en esta región en crisis como ya dijimos, figura un modesto hombre, de profesión carpintero, que responde al nombre de Aquiles del Aguila. El ha trabajado durante todo el año 2015 en el Gobierno Regional de Loreto y ha perdido no solo su puesto de trabajo sino la posibilidad de cobrar el dinero que le deben. Desde hace tiempo viene haciendo las gestiones correspondientes para que la patronal le cancele los dos meses que le adeuda. Y, como ocurre con frecuencia, recibe promesas, soporta retrasos y evasivas. Pero él no se amilana e insiste tercamente en cobrar lo que le adeudan.
En ese plan está más de un año y está seguro de que a la postre logrará con su cometido. Es ya un desempleado que no pierde las esperanzas de que en algún momento se le haga justicia. Se puede decir que a su manera es un optimista pese a los antecedentes que tiene esa institución en materia laboral. Pues es sabido que a cada rato aparecen personas denunciando a Fernando Meléndez por su capacidad de hacer trabajar en vano y no pagar a la postre. En materia laboral esta gestión regional tiene sus cuentas en rojo y siempre aparecen esos problemas como si nada o como una repetición de un manual del abuso.
Uno de los últimos casos ha ocurrido con trabajadores de Requena que han venido a Iquitos a cobrar luego de que trabajaron al servicio de la entidad regional. Las respuestas que reciben de parte de los funcionarios oficiales son las mismas de siempre: que no hay dinero, que les pagarán en cualquier momento o que esperen el arribo del exiguo y alicaído canon petrolero. Así pasan los días y los desempleados piden a gritos que les hagan justicia. Ello se ha vuelto cosa común en esta administración regional.
Otros trabajadores de esa dependencia regional, pese a sufrir los mismos maltratos, no son capaces de protestar y soportan pagos modificados, descuentos y hasta maltratos de los nuevos empleadores. Desde luego, en ese comportamiento puede influir el miedo a perder el puesto o el empleo, el temor a quedarse sin un ingreso. De esa manera se ha creado un hábito pernicioso que vicia las relaciones laborales al contratar a personas que luego no podrá pagar. Estamos entonces ante un gobierno absolutamente partidario del abuso en materia laboral. Algo que no se ha visto en muchos años entre nosotros.
La política del corazón, pues, es un modelo aberrante en materia laboral. La agencia de empleos que a la postre es todo régimen político no funciona adecuadamente. Es decir, la esperanza del votante de conseguir el puesto laboral, costumbre que se ha impuesto desde hace tiempo, hace agua por todas partes en esa dependencia regional.