Cualquier lugar es apropiado para parar la olla grande con los juanes. La tushpa o una cocina improvisada a leña o carbón, nos permiten darle la cocción y bajarlo en su punto. La preparación estuvo en las manos mágicas de las doñitas, que con esa mishquina especial le dan su toque de sabor a este verdadero potaje amazónico. Solo queda ponernos en torno a la mesa o sentarnos en el emponado para disfrutar de ese manjar de los dioses.