COLUMNA: PIEDRA DE SOL

Por: Gerald  Rodríguez. N

El Jurado Nacional de Elecciones, no solo viene haciendo muy bien su trabajo cuando se trató de bajar a dos candidatos que irrumpieron en las normas que rigen la elecciones para este 2016, sino que su trabajo se vuelve cuestionable, no cuando se trata de hacer respetar la ley, sino que cuando esta acción no se ajusta a los demás candidatos, en especial a Keiko Fujimori.

Mucho se ha dicho, y se sigue diciendo, que la candidata de Fuerza Popular viene irrumpiendo con los mismos accionares por lo que en un momento fue condenado el candidato de Alianza para el Progreso, Cesar Acuña, por haber entregado dinero en dos ocasiones, ya que la señora Keiko, por medio de sus candidatos al congreso, de su plancha presidencial, y hasta de su propio hermano, estos actos son tan comunes que hasta pruebas y videos hacen demostrable su tacha para no seguir adelante. Pero, ¿es que caso el JNE solo tiene vara para medir y cuestionar a uno y no a los otros? ¿Acaso estos actos de cegueras, de sordera política del JNE, no hace que se piense que en estas elecciones el fraude es más que insinuado, visto, intencionado, por defender a una candidata? El JNE se ha cansado de repetir que en estas elecciones es imperdonable insinuar que exista fraude, ya que como viene desempeñando su trabajo en el cumplimiento de las normas con total cabalidad, es imposible insinuar algún tipo de fraude truculento. Es peligros que la enclenque y frágil democracia vengan siendo manoseada para su debilitamiento, como cuando nos dejó la dictadura aquella gran desconfianza ante el JNE, que costó mucho volver a confiar en él, y que ahora se insinúa el mismo accionar sinuoso, que nos recuerda la dictadura fujimorista.

Para el peruano ha sido difícil recuperar esta confianza, pero si el Jurado Nacional de Elecciones no toma en cuenta estas investigaciones en donde se demuestra que la señora Keiko está irrumpiendo la leyes, pues no solo creeremos que una nueva dictadura se viene ya perfilando desde el favorecimiento que atiende a una candidata que no pasa del  32% de la aceptación, que pase a la segunda vuelta, y con mañas tenebrosas, alterando la votación del pueblo, se le dé como ganadora, siendo única responsabilidad de los sistemas de elección, tal vez para responder a interés mayores que de la propia candidata. La señora Keiko Fujimori, hija de la dictadura más cruel y más corrupta del país, sabe cómo manejar los sistemas de poder, sin llegar aun al poder, como en los viejos tiempo, cuando su padre sabía muy bien manipular cifras, cuando tenía todo el poder sobre los aparatos electoreros y encuestadoras como Datum Internacional, que parece que hasta ahora, no han perdido la devoción, para que el clientelismo de Keiko sea considerado por el JNE, y par cierta parte de prensa, como un acto humanitario.