El premio Nobel habría cumplido 89 años el domingo pasado.

6 de marzo de 1927: Una de las figuras más grandes de las letras universales nació en el humilde pueblo de Aracataca un 6 de marzo de 1927, hijo de Gabriel Eligio García y Luisa Santiaga Márquez. Su abuelo materno, el coronel Nicolás Ricardo Márquez Mejía, fue la influencia más importante del escritor durante su infancia. García Márquez lo describió en sus palabras como su «cordón umbilical con la historia y la realidad». Márquez Mejía fomentó en “Gabo” la narración y las letras. Fue también el hombre que le presentó el “hielo”, novedad traída a la costa caribeña colombiana por la compañía estadounidense United Fruit Company.

Por diverso motivos personales, la formación escolar de García Márquez discurrió por diversas ciudades, hasta que finalmente arribó al Liceo Nacional de Zipaquirá, población ubicada a una hora de Bogotá, donde culminó sus estudios secundarios. La biblioteca de dicho centro educativo fue descrita por Gabo como el lugar que le permitió sumergirse en el mundo de los autores clásicos de la literatura. Después de obtener su grado de bachiller, ingresó a la carrera de derecho en la Universidad Nacional de Colombia en Bogotá. Cursó algunos semestres de la misma sin obtener el grado. Corría justo en ese entonces el año de 1948, un hito dentro de la historia de Colombia. García Márquez vivió a pleno los sucesos del 9 de abril de ese año, el llamado «Bogotazo» en 1948, un violento motín que se desató a causa del magnicidio del líder popular Jorge Eliécer Gaitán. Parece que este hecho fue el detonante para la carrera periodística del futuro nobel.

En 1950 se convirtió en cronista de varios periódicos de la capital colombiana, publicando en 1954 su famosa crónica Relato de un náufrago. En medio de su actividad como periodista se dedicó también a crear sus primeros relatos literarios, muchos de ellos escritos en los lugares que hicieron parte de su trabajo como corresponsal. Desde 1960 comenzó a producir sus grandes textos, justo en medio de terribles crisis económicas que pusieron a prueba esta vocación. Su obra cumbre, Cien años de soledad, fue escrita en la Ciudad de México casi como un último intento por vivir de las letras. El martes 30 de mayo de 1967 la primera edición de esta obra salió a la venta en Buenos Aires, en poquísimos números, pues los editores temieron que no lograse la acogida suficiente. La presentación en sociedad de Macondo y la inseparable historia de la familia Buendía hoy en día se hay traducido a 37 idiomas y vendido cerca de 25 millones de ejemplares en todo el mundo.

En 1982, Gabriel García Márquez recibió el premio Nobel de Literatura. Antes de la ceremonia, el escritor declaró «Yo tengo la impresión de que al darme el premio han tenido en cuenta la literatura del subcontinente y me han otorgado como una forma de adjudicación de la totalidad de esta literatura». El discurso de recepción del premio fue una reseña sobre la realidad “mágica”, pero también “trágica”, que caracteriza a la América Latina.

García Márquez partió hacia la eternidad el 17 de abril de 2014, en la ciudad de México, sitio en el cual se había radicado tras exiliarse ante la persecución política encubierta que sufrió en su país natal durante los comienzos de los años ochenta del siglo XX.

1967, los movimientos sociales cobraban gran importancia y diferentes sectores sociales alrededor del mundo comenzaron a manifestarse. Los estudiantes mostraban su descontento en Estados Unidos y Francia, al tiempo que Vietnam se dividía en dos bajo la guerra, lo que provocó una ola de marchas en Occidente, donde  la idea de “amor y paz” se convirtió  en la máxima aspiración. Por su parte, Latinoamérica comenzaba a sumarse a la lucha por los derechos estudiantiles. Y un año más tarde, aún sin saberlo, México vivió una de las mayores atrocidades.

Las expresiones artísticas se fortalecían, y en Latinoamérica surgían grandes personajes de la literatura, cuyas obras destacaban por el tratamiento de momentos históricos y hechos reales. Pero, entre todos, hubo un hombre que con su pluma logró conquistar la historia.

Dos años antes, 1965, un prometedor escritor colombiano viajó a México para dar vida a la familia Buendía. Fueron 18 meses el tiempo que le tomó dejar una historia de cien años cuyos hechos se había desarrollado en Macondo, lugar que, sin saberlo, estaba a punto de ser visitado por miles de personas gracias a los 8 mil ejemplares de la primera edición, vendidos en su totalidad y publicados por Francisco Porrúa.

En más de 300 páginas, el pueblo de Macondo se hacía relevante, cobraba vida y colocaba a su escritor  como uno de los más grandes en la historia de la literatura: Gabo, como lo llamaban sus verdaderos amigos.

El realismo mágico se vivía en las páginas de una de las novelas más aclamadas y las voces del pueblo de Macondo se hacían escuchar, voces cuyos ecos son y serán escuchados, seguramente, por cien años más.

El año: 1967. La ciudad: Buenos Aires. La novela: Cien años de soledad y el escritor: Gabriel García Márquez.

Hoy recordamos a Gabriel García Márquez como uno de los escritores latinoamericanos más relevantes del siglo XX. Escritor de obras que se caracterizan por el uso de la prosa poética, líneas fuertes y escenas metafóricas.

Cien años de soledad es la novela más popular de Márquez. Hechos personales e históricos se apropian de las páginas en las que el colombiano decidió contar la mágica historia de a una familia a lo largo de cien años.

Hoy podemos considerarnos parte de Macondo, de ese lugar tan especial que nació en la mente de Márquez, que se desarrolló en papel y que al pasar los años sigue cautivando. Un Macondo que refleja Latinoamérica, con personajes que expresan la soledad de todo un pueblo.

Cien años de soledad es una novela en la que se puede sentir la nostalgia del pasar de los años, de ver a unos que llegan y otros que se van. Una obra que reúne, a través del Realismo Mágico, a todos los pueblos latinoamericanos, en los que gracias a la pluma de García Márquez, supimos que  lo irreal o extraño se convirtió en algo cotidiano y común.

Las frases del Gabo

Para recordar a Gabriel García Márquez, dejamos algunas de las frases más célebres de las novelas del aclamado escritor colombiano, ganador del Premio Nobel de Literatura.

“Ninguna persona merece tus lágrimas, y quien la merezca no te hará llorar”.

“El amor es tan importante como la comida. Pero no alimenta”.

“Las ideas no son de nadie”.

“Ofrecer amistad al que busca amor es dar pan al que se muere de sed”.

“Me desconcierta tanto pensar que Dios existe, como que no existe”. (El coronel no tiene quien le escriba)

“El amor se hace más grande y noble en la calamidad”.

“Era lo último que iba quedando de un pasado cuyo aniquilamiento no se consumaba, porque seguía aniquilándose indefinidamente, consumiéndose dentro de sí mismo, acabándose a cada minuto pero sin acabar de acabarse jamás”. (Cien años de soledad)

“El deber revolucionario de un escritor es escribir bien”.

“Escribo porque quiero que me quieran”.

“No hay medicina que cure lo que cura la felicidad”. (Del amor y otros demonios)

“Simplifiquemos la gramática antes de que la gramática termine por simplificarnos a nosotros”.(Discurso Botella al mar para el dios de las palabras).

“Sólo porque alguien no te ame como tu quieres, no significa que no te amé con todo su ser”.

“Ningún lugar en la vida es más triste que una cama vacía”. (El coronel no tiene quien le escriba)

“El problema del matrimonio es que se acaba todas las noches después de hacer el amor, y hay que volver a reconstruirlo todas las mañanas antes del desayuno”. (El amor en los tiempos del cólera)

“El mundo habrá acabado de joderse el día en que los hombres viajen en primera clase y la literatura en el vagón de carga”. (Cien años de soledad)

“Hay que ser infiel, pero nunca desleal”. (El coronel no tiene quien le escriba)

“La sabiduría nos llega cuando ya no nos sirve de nada”. (El coronel no tiene quien le escriba)

“El primero de la estirpe está amarrado en un árbol y al último se lo están comiendo las hormigas”. (Cien años de soledad)

“Yo creo que todavía no es demasiado tarde para construir una utopía que nos permita compartir la Tierra”. (La mala hora)

“El corazón tiene más cuartos que un hotel de putas”. (El amor en los tiempos del cólera)

“Intrigado con este enigma, escarbó tan profundamente en los sentimientos de ella, que buscando el interés encontró el amor, porque tratando de que ella lo quisiera terminó por quererla”. (Cien años de soledad)

“Lo único que me duele de morir, es que no sea de amor”. (El amor en los tiempos del cólera)

“La vida no es sino una continua sucesión de oportunidades para sobrevivir”. (El coronel no tiene quien le escriba)

“El secreto de una buena vejez no es otra cosa que un pacto honrado con la soledad”. (Cien años de soledad)

“Nunca hubo una muerte más anunciada”. (Crónica de una muerta anunciada)