En el ambiente donde antes funcionó la Upi o Ucp hay ahora un monte conformado por variadas malezas y árboles frutales. Los pájaros vuelan de un lugar a otro y se puede ver una laguna que ha nacido debido a las tantas lluvias que han caído desde entonces. En ese lugar no hay estudiantes ni profesores y el terreno ha pasado a formar parte de las propiedades estatales. Sucedió en aquel tiempo que la nueva ley universitaria prohibía el funcionamiento de claustros lejos del diseño de aulas y auditorios. Es decir, no podían funcionar universidades fuera de la arquitectura convencional. Nadie podía poner sus aulas en lugares que nada tenían que ver con la enseñanza. Como la Upi o Ucp estaba asentada en un antiguo hotel de varias estrellas no calificaba para ser una universidad con todas las de la ley.
El rector de ese tiempo, el señor Juan Saldaña Rojas, pensando que era buena consejera esconder la trompa y sacar la garra, no prestó ninguna declaración a los sabuesos del órgano rector de las universidades peruleras. Ese escondite solo le sirvió para que la Upi o Ucp fuera puesto fuera de funcionamiento. El rector de ese tiempo no se dio cuenta en que momento dejó de funcionar oficialmente la universidad que dirigía. La cuestión es que quiso hacer una programación por la fiesta de carnaval pero no tuvo ni tiempo ni lugar para rendir un homenaje al rey de los reyes, el soberano Momo. Lo único que supo es que su universidad hotelera era cerrada por las fuerzas del orden.
El tiempo ha pasado desde entonces y el Estado quiere vender ese terreno para la construcción de un hotel de varias estrellas como una recuperación urbanística. Se supone que pronto algún consorcio extranjero o local adquirirá ese predio y se espera que otra vez no se repita la historia y nadie funde una universidad donde no corresponde.