[José María Salcedo].

Escribe: Percy Vílchez Vela

En el prólogo  de su libro, Inútil  es decir que te he olvidado, publicado recientemente por Tierra Nueva, José  María  Salcedo dice que la escritura es una forma de venganza. En el ejercicio de esa profesión los agravios ocurridos a través del tiempo, a lo largo de los años y los desengaños, son exorcizados o condenados al olvido. Algo de eso hay  en el presente libro. Para ejecutar esa limpieza,  tardía o no, el autor apela a los beneficios y claves de la memoria.  La memoria le sirve para recordar hechos, sucesos de todo tipo, acontecimientos, personajes, situaciones que le sucedieron a lo largo y ancho de su vida. De esos episodios extrae las crónicas que tienen que ver con la propia biografía y con la biografía o las anécdotas referidas a otras personas. 

La memoria del autor revela,  en primer lugar,  la propia experiencia. La crónica Mi nuevo mundo y sus peligros, habla sobre el arribo de José María Salcedo al Perú de entonces, a la Lima virreinal. Era entonces un migrante más que venía desde España a morar en ese viejo país que en algún  momento fue dominado por los Incas. El autor recupera las primeras andanzas ocurridas en su infancia, muestra el paisaje urbano, los primeros pasos en la capital peruana, las contradicciones sociales. Es una recuperación de lo vivido que se vuelca a las páginas  como una representación de lo que se fue y que nunca volverá. A través de la escritura el autor puede verse de nuevo desde el pasado contrastando con el presente, lejos del momento vivido y cerca de los 70 años. En ese caso la memoria es una recuperación. Una venganza dulce que se encarga de volver a vivir lo ya vivido.

En la memoria de José María Salcedo perdura todavía la relación umbilical y hogareña que mantuvo con sus padres. El y ella son personajes centrales en el libro que comentamos. Aparecen directamente involucrados en alguna experiencia pasada del autor y de vez en cuando aparecen también en el libro. Son figuras centrales en la vida del escritor. Esas figuras le han acompañado durante toda su vida y ahora que no están en este mundo se han convertido en recuerdo. Están en su memoria desde donde ejerce la venganza de la recuperación de los episodios vividos. Es una recuperación como consuelo, como combate contra el olvido y el dolor. El y ella ya no están con él. No forman parte de su vida. Y el ejercicio de la memoria, a través de la escritura, permite a José María Salcedo inmortalizarles en el papel.

Los amores truncos, son parte de la venganza de la memoria del autor. En varias crónicas José María Salcedo habla de mujeres. Mujeres que en algún momento iban a quedarse para siempre. Mujeres que aparecieron como posibles y viables compañeras, pero que por esos azares del destino terminaron yéndose. Se acabó entonces la ilusión de compartir la vida con alguien. Las  separaciones de todas maneras crearon  heridas lacerantes. El paso de tiempo no cerró esas heridas. Cabía entonces la escritura como un exorcismo. La forma de la venganza se instaló a través de la memoria para limpiar esos estorbos. Los personajes femeninos pasan a las páginas como una liberación de agravias, un ajuste de cuentas con el pasado.

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La vida del periodista José  María Salcedo ha estado nutrida de viajes, de tránsitos, de encuentros, de anécdotas con diferentes personas. Estas anécdotas muchas veces alcanzan el rango de la truculencia. Y así pasan a la escritura, y el lector puede encontrar una galería de personas extraños que hacen vivir experiencias arriesgadas y notables al cronista. Esas experiencias han vivido en la memoria durante mucho tiempo. Han corrido el riesgo de pasar al país del olvido. Por fortuna el autor ha conseguido que dejen el anonimato y pasen a formar parte de la existencia del lector. Este se entera entonces que cierta vez hubo hombres o mujeres que se convertían en cuervos, que se convertían de pronto en raudas celebridades mundiales, que ejercían la riesgosa profesión de espías, que vivían obsesionados con la palabra Perú.

Todos esos personajes han vivido desde entonces en la memoria del autor. Luego de la experiencia vivida no han pasado a frecuentar el largo y triste olvido. Para que sobrevivan a lo largo del tiempo han tenido que convertirse en obsesiones permanentes. De esa fiebre mental, de la mente de José María Salcedo,  han salido para enriquecer la vida de los lectores. El ejercicio de la memoria ha sido entonces importante para que esas historias no se pierdan. Allí se han conservado hasta el momento de ser escritas como una venganza contra lo improbable, contra el paso del tiempo, contra el mismo olvido.

El título  del libro, Inútil es decir que te olvidado, expresa que hay episodios, hechos, personas, que permanecen pese a todo. Quedan en el torbellino de la memoria cotidiana y no se apartan bajo ninguna circunstancia. El olvido no puede arrasarles ni abolirles. Al quedarse en la memoria, al perdurar, acaban convirtiéndose en obsesiones. Y esas obsesiones no dejan dormir. No pueden quedarse siempre con el autor, porque tienen que salir de todas maneras, que convertirse en determinado momento en escritura, esa forma de venganza, según José María Salcedo.