Un amigo ruandés de nombre Richard nos llevó a las afueras de Kigali para visitar la casa donde vivía un exmandatario de este país de nombre Juvenal Habyarimana. Ese día era muy soleado. El sol se iba y era ocultado por grandes nubes bajo el cielo de Kigali. Había leído sobre este siniestro personaje que fue muerto por un misil en su avión al momento de aterrizar en el país. La casa pertenece a los bienes del Estado y lo muestran con un propósito pedagógico, fue uno de los lugares donde se gestó el mal que asoló a este país, aquí se planificó el genocidio, la matanza contra los tutsis (el brazo ejecutor genocida fue la llamada interahamwe). Era una de las primeras veces que visitaba la casa de un político, político de esa magnitud. Sonja estaba muy interesada en lo que descubriría, confieso que yo estaba sobrepasado de emociones. Primero nos mostraron la primera casa donde vivía, pequeña con adornos huachafos (el poder y la huachafería van de la mano en el mundo), me gustaría conocer la casa de algún político amazónico, seguramente, tienen un refinado gusto de narco temprano como diría mi amigo y pintor, Gino Ceccarelli. Luego la guía, una muchacha guapa y muy risueña, nos llevó a un terreno baldío donde estaban los restos del avión donde viajaba el presidente. Murió a unos metros de su casa (sus restos incinerados descansan en el Congo en la casa de un dictador de nombre Mobutu). Cada paso que dábamos aumentaba nuestra curiosidad. Nos enseñó, seguidamente, una piscina en la cual descansaba una enorme serpiente que se comía un cerdo al día y que el presidente la usaba, en la noche y furtivamente, para sus ritos satánicos. La casa era enorme y con muchas medidas de seguridad ¿es el miedo de quien ejerce el poder o su mala conciencia? No se podía subir las escaleras a la segunda planta a cualquier hora de la noche porque se activaba un sistema de seguridad ¿pueden dormir tranquilos los que ejercen el poder o pueden hacer el amor sin apuros? La casa tenía compartimentos secretos inverosímiles, en el cuarto de sus hijos un trastero secreto donde guardaban rifles. En la misma casa había una capilla y, al lado, un espacio para los ritos demoniacos del mandatario ¿? Para más inri, la capilla fue bendecida por un Papa, Juan Pablo II (él mismo que dijo que era charapa) en una visita oficial al país- estaba con Dios y con el Diablo, vivía en contrapunto. La casa estaba llena de obsesiones y manías de este poderoso. Por ejemplo, con su mujer no ocupaban los mismos servicios higiénicos, cada uno tenía el suyo, era un narciso a la potencia infinita, sus olores eran suyos. Se señala a la mujer como la poderosa detrás del trono, ella fraguó con otros líderes la “solución final” contra los tutsis y nos mostraron la sala de reuniones donde se gestó esa siniestra decisión; la mujer vive, como no, en Francia con total impunidad. El matrimonio tenía cinco hijos hombres y tres mujeres (seguramente, él era hasta un padre ejemplar), le gustaba jugar tenis, quería parecer un hombre normal. Un sale de esa casa con el alma removida. Son las caras infaustas de la vasta geografía del mal.

https://notasdenavegacion.wordpress.com/