Después de viajar a varias partes del mundo, de interrumpir su viaje abruptamente, de visitar la ciudad del Cuzco, el señor Fernando Meléndez fue invitado a Marte. Las autoridades marcianas auspiciaron un foro sobre la culpabilidad ajena en los propios asuntos, el despilfarro de recursos en viáticos y publicidad, la falta de obras propias y otros rubros importantes que garantizaban la gobernabilidad e invitaron a esa autoridad que últimamente solo hacia viajes. El señor Meléndez no gastaba un centavo en ese itinerario sideral,  pues todo estaba financiado por los que invitaban. El viaje era largo y tedioso y se tenía que preparar físicamente y mentalmente para estar tanto tiempo en una nave. Pese a todo el señor Fernando Meléndez cumplió con todos los requisitos

Todo iba bien hasta que el gobernador supo que el viaje era de ida pero no de vuelta, pues el cuerpo humano no podía resistir la radiación cósmica. Entonces no quiso viaje ni a balas. Pero muchos de sus asesores, funcionarios,  partidarios insistieron en que se fuera a dejar en alto el nombre de Loreto. Pero el señor Meléndez no quería soltar la ubre del poder y quiso mandar a otro como su representante. Los organizadores no aceptaron ese cambio de última hora y el gobernador decidió no viajar. Pero sus fervientes seguidores usaron la fuerza para embarcarle a la mala en la nave del espacio que hace tiempo lo llevó al planeta rojo.

Los que insistían en que Meléndez se fuera a Marte  pelean a puño limpio por alcanzar la suculenta ubre del poder que quedó vacío luego de ese viaje que tuvo repercusión en todo el mundo. Desde el lejano planeta no viene ninguna señal como si la vida allí hubiera cesado. Se sabe que dentro de poco una nave viajará para conocer el destino final de Fernando Meléndez.