[A tener cuidado con la selección chilena de futbol]

Recordando la vergüenza del otro ‘Maracanazo’ a un día del partido del seleccionado peruano frente a los rojos de la estrella solitaria.

El Maracanazo de la selección chilena, Condorazo o Bengalazo fue un incidente sucedido en el Estadio Maracaná el 3 de septiembre de 1989, durante el partido entre las selecciones de fútbol de Brasil y Chile, protagonizado por el guardameta chileno Roberto Rojas, apodado el Cóndor. El incidente es considerado por historiadores y conocedores del fútbol como uno de los sucesos más vergonzosos e indignantes de la historia del fútbol mundial ya que no sólo le costó a la Selección absoluta de Chile no poder participar en las eliminatorias y en el posterior mundial de 1994 celebrado en Estados Unidos, sino que también acabó con la carrera de un futbolista.

Años después de este suceso, Roberto Rojas declaró:

Me corté con una Gillette y la farsa se descubrió. Fue un corte a mi dignidad. Tuve problemas en mi casa con mi mujer, mis compañeros me dieron la espalda…, pero si yo hubiera sido argentino, uruguayo o brasileño no estaría suspendido, pero como soy chileno no me dieron la posibilidad de reivindicarme.

Rosenery Mello, la que arrojó la bengala, posó para la conocida revista tras los sucesos en el Maracaná.
Rosenery Mello, la que arrojó la bengala, posó para la conocida revista tras los sucesos en el Maracaná.

Al retirarse del campo del Maracaná aquella tarde, el jugador chileno Patricio Yáñez -Hoy comentarista deportivo en un canal chileno- hizo un gesto obsceno (agarrarse los genitales) a la barra brasileña que fue sociabilizado en Chile con su nombre (hacer un pato Yáñez).

Antecedentes

Para la Copa Mundial de Fútbol de 1990 en Italia, la Confederación Sudamericana de Fútbol (Conmebol) dispuso de 3,5 plazas de un total de 24, incluyendo a la selección de Argentina —ya clasificada por ser la campeona del Mundial de 1986—. Las nueve selecciones de la región formaron tres grupos para disputar los 2,5 cupos restantes. Los ganadores de los grupos 1 y 3 clasificaban directamente al Mundial, mientras que el ganador del grupo 2 jugaría un repechaje con el ganador de la eliminatoria de Oceanía por otra plaza en el Mundial.

Así, las selecciones de fútbol de Brasil, Chile y Venezuela integraron el Grupo 3 de las clasificatorias de la Conmebol. En julio de 1989, la selección chilena comenzó su proceso de clasificación con miras al Mundial de 1990. Para dicho objetivo, el entrenador Orlando Aravena había asumido la dirección técnica de la selección chilena en 1988.

Chile logró vencer en Caracas a Venezuela por 1-3, empatar en Santiago con Brasil 1-1 y ganar en Mendoza (Argentina) a Venezuela por 5-0 en el partido que le correspondía como local —tal partido fue trasladado por la FIFA a una cancha neutral, castigando a Chile por el comportamiento de su hinchada en el empate frente a Brasil—.

Aun así, Chile quedaba junto a Brasil a la cabeza de la clasificación con 5 puntos, aunque la diferencia de goles permitía que el equipo brasileño clasificara, obligando a la selección de Chile a ganar el partido de vuelta, mientras que a Brasil le bastaba un empate para clasificar.

El hecho

El 3 de septiembre de 1989, se enfrentaron las selecciones de fútbol de Brasil y Chile en el Estadio Maracaná, en el partido definitorio para la clasificación al Campeonato Mundial de 1990. Tras un primer tiempo empatado sin goles, el brasileño Careca anotó un gol a los 4 minutos del segundo tiempo, resultado que causaba la eliminación del cuadro chileno, urgido de un triunfo para acceder al Mundial de Italia. En el minuto 67 del partido, el arquero chileno Roberto Rojas cayó al campo, simulando ser herido por una bengala lanzada desde las tribunas de aficionados brasileños. De inmediato, los jugadores chilenos, liderados por el subcapitán Fernando Astengo, decidieron abandonar la cancha argumentando falta de garantías para seguir con el juego, sin que el árbitro argentino Juan Carlos Loustau pudiera convencerlos de continuar el partido.

Al día siguiente, las imágenes de televisión y varias fotografías mostraron que efectivamente de la tribuna de hinchas brasileños partía una bengala hacia la zona donde se hallaba el guardameta chileno Roberto Rojas, pero que dicha bengala no caía sobre el jugador presuntamente afectado, sino a unos metros de él. Ante la evidencia, los directivos de la Conmebol consideraron inaceptable la versión de Rojas sobre un «ataque» efectuado por hinchas brasileños, cuestionando el verdadero origen de la gran herida que Rojas lucía en su cabeza. Tal herida no mostraba signos de una quemadura ni rastros de pólvora, como cabía esperar si fuera causada por una «bengala», sino indicios de ser generada por un objeto cortante. No obstante, la policía brasileña logró identificar y arrestar a quien lanzó dicha bengala al campo de juego: una aficionada de 24 años llamada Rosenery Mello do Nascimento, quien alcanzó breve fama como la Fogueteira do Maracana.

Al aumentar las pesquisas sobre la verdad de los hechos parecía evidente para las autoridades de la Confederación Sudamericana de Fútbol que la herida del guardameta chileno no había sido causada por algún objeto lanzado desde las tribunas. Ante ello, Rojas confesó haber cortado su propio rostro con una cuchilla de afeitar oculta en su guante para simular un ataque de los hinchas brasileños; semejante acto respondía a un plan orientado a conseguir la programación de un nuevo partido definitorio en cancha neutral. En paralelo, se pudo conocer que el entrenador chileno Orlando Aravena pidió a Rojas y al médico Daniel Rodríguez quedarse en el terreno para forzar un escándalo con el cual anular el partido o hasta descalificar al estadio Maracaná.

Descubierta la verdad de aquel incidente, diez días después del partido, la FIFA resolvió que el guardameta Roberto Rojas fuera marginado «a perpetuidad» de las canchas de fútbol profesional —en 2000 recibió una amnistía— y que el equipo de Chile fuese excluido de jugar las Eliminatorias a la Copa Mundial de la FIFA de 1994 por infringir severamente los reglamentos, además de considerar al partido como ganado por Brasil para efectos oficiales. Además, fueron sancionados por la FIFA Sergio Stoppel, entonces presidente de la FFCh; Orlando Aravena, entrenador; Fernando Astengo, defensa, subcapitán del equipo; y Daniel Rodríguez, médico, entre otros. (Tomado de: es.wikipedia.org)