Por circunstancias históricas en las dos ciudades emblemáticas de España, en Madrid y Barcelona entre las fuerzas políticas más votadas han sido las lideradas por dos mujeres de tendencia progresista al frente de los Ayuntamientos (Municipios). En ambos casos necesitarán de pactos con otras agrupaciones políticas. Es un escenario nuevo políticamente hablando porque la democracia española tiene la mala costumbre de las mayorías absolutas. Que actúan como un rodillo cuando están en el poder en Perú también, a golpe de “decretazos”. Se debe al legado autoritario de cuarenta años de dictadura franquista que es muy difícil zafarse. Les cuesta mucho salir de su zona de confort. Se les hace difícil negociar, dialogar. Les encanta los golpes en la mesa, el imponerse sobre el adversario, no convencerlo. Sin embargo, estamos ante un nuevo escenario. Lo interesante es que las dos mujeres elegidas cuando han hablado apenas terminó la votación han mostrado un talente de diálogo, de llegar a acuerdos, de escuchar las otras propuestas de no desdeñar al contrario, políticamente hablando. Estamos ante otra clase de sensibilidades. Pareciera que ellas han entendido mejor el mensaje de las urnas que los hombres, que se abre ante un tiempo nuevo que con la confrontación no se llega a buen puerto. Ellas están empeñadas en devolver a la política la decencia, ojalá se cumpla (yo cruzo los dedos que puedan devolverla). Que se abran ventanas para que se limpie y ventile la pestilencia de la política indecente que ha primado estos tiempos. Cuando llega aire fresco a las instituciones nos cuesta creer que eso pueda suceder por eso, a veces, nos resistimos a los cambios. Todos están temerosos, con cierto miedo en el cuerpo ante el nuevo escenario político, pero se necesitaba un balón de oxígeno. Creo que el país necesitaba urgentemente un tiempo nuevo. Un nuevo modo de entender los problemas de la ciudad. Ese modo grotesco de hacer política (de la derecha o del partido socialista español) debería ser desterrado. Hay que buscar el bien común, no sólo maximizar intereses individuales o de sus familias. Queremos un soplo de aire fresco.
En el Perú creo que no hay mujeres políticas decentes, la mayoría deambula en medio de la cloaca, salvo algunas excepciones como Veronika Mendoza.
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