El programa de reformas, recortes sociales y austeridad impuesto en la Unión Europea [una prédica dogmática y utilitarista que no genera igualdad sino brechas sociales, se señala a Alemania como uno de esos gurús de estas reformas o más bien, deformas] a sus miembros ha recibido un serio revés en las recientes elecciones en Grecia. Una contestación y muestra del hartazgo de la población a estas medidas que no han servido para salir del hoyo. Un varapalo a los arcángeles y corifeos que piden la reducción de la actuación del Estado en diferentes sectores del ámbito público, salvo cuando se trata de negocios entre amigos y de mis amigos. Ahí guardan la prédica bajo llave y se olvidan de ella. La prensa más a la derecha aquí en España ha reaccionado muy a su manera ante los resultados en las últimas elecciones en el país griego. Es como si hubieran visto al diablo con el tridente en la mano. Como si vinieran los caballos del apocalipsis a destruir todo, así lo reseñan los diarios como el ABC, La Razón y El País. Sus titulares son para excitar el miedo en la población, en los próximos meses hay elecciones aquí en España. Se puede leer lo siguiente de esos agoreros del temor: El populismo se apropia en Grecia (ABC), La victoria de Syriza anticipa un período de agitación en Europa (El País) y Desgrecia (La Razón). Son titulares propios de los momentos donde lo hegemónico es el pensamiento único, el mercado es el sacro instrumento de nuestras medidas. Todo lo que se salga de ese redil es populista y dañino, es peligroso o es una desgracia. Se camina hacia el abismo anuncian estos profetas. Es un claro síntoma que esas palabras esconden temor a sus intereses económicos. Pero dudo que los que ganaron en Grecia puedan dar un radical cambio de timón, pero es un aviso para navegantes a la insensibilidad de quienes nos gobiernan.
