En los relojes de las paredes o pulseras daban las 12 de la noche del 24 de diciembre del 2014 cuando en la ciudad de Iquitos hubo una cena inolvidable. En la mayoría de casas ya no eran los dueños los que se zampaban tanta grasa oculta o evidente en las carnes blancas o rojas, en los gordos panetones, en los suculentos preparados para celebrar el nacimiento del Mesías, sino los perros de la urbe oriental. Nadie sabe hasta ahora qué sucedió para que las ladrantes mascotas reemplazaran a los humanos en esa extraña ceremonia de comer tanto y tan tarde.
La celebración de la navidad perrestre dio mucho que hablar a los comentaristas de todos los medios periodísticos del mundo. No era para menos. Los perros de presa fueron convenientemente bañados, perfumados y vestidos con las ropas de los dueños de las viviendas para participar en el banquete. Limpios, disfrazados, dieron duro trabajo a sus mandíbulas, mientras se suspendieron los gruñidos o ladridos, demostrando que perro que come no molesta a nadie. La Sociedad Mundial de Mascotas concedió un premio a dicha ciudad por demostrar a propios y extraños que perro solo hay uno y no se parece a ninguno. Ese galardón fue importante y luego de la pascua perruna un colectivo de personas emprendedoras decidió que todo fuera hecho por los perros, menos ladrar.
Así sucedió y hoy en día, mientras los humanos ladran, los perros hacen de todo en la ciudad de Iquitos, hasta recogen la basura de las calles. Una cosa que no les gusta hacer a los canes es desfilar durante las fiestas patrias, por lo que se viene buscando una manera de castigarles por desconocer el supremo valor de la blanca y roja. Se espera que el próximo 28 de Julio los perros desfilen cargando armas que nunca van a usar en ninguna guerra.