Los reencuentros agustinos son así. Unos juegan, otros miran, algunos juegan y luego miran los reñidos partidos. Pero eso sí. Todos brindan luego de jugar o mirar. Bien por todos ellos que están a unos días de jugar, mirar y brindar, sin importar la promoción que sean, porque la rivalidad queda en la cancha y a la hora de la chancha todos somos uno ¡con valor y prontitud!