[Por: Gerald Rodríguez. N].
¿Cuándo una defensa es politizada y cuando es convenida por los grupos que manejan el poder?, mucho líderes regionales y nacionales; de diversos intereses; originarios o mestizos; políticos o activistas sociales, levantaron en un momento una bandera, con o sin la firma de aceptación de un pueblo que los respaldaba, pero que de igual manera en el mástil la bandera flameó para que el pueblo peruano sepa que las cosas por casa no estaban yendo muy bien que digamos.
En la historia de la lucha y las rebeliones, de los levantamientos y las protestas, los líderes hicieron la historia con sus logros o sus fracasos, que ahora por ahora, se sabe que el tiempo los dio o los negó la razón. Pero cuando se habla de protestas aceptadas por el poder y negadas por el mismo, este no conlleva a la solución de un problema o la reivindicación de los derechos de aquellos a quienes se les vulnera, la historia de esta manera se escribe con la mano del poder. Un Gregorio Santo por qué es diferente a una Ruth Buendía, cuando ambos luchan por un tema vital: la no contaminación de los ríos, lagos o simplemente de los lugares donde aquellos pueblos que ambos representan se sirven del agua. Uno dijo no a Conga y el otro dijo no a Pakitzapango; uno está en la cárcel con un pueblo que lo respalda y la otra persona está considerada como una de las más importantes pensadoras influyentes en el mundo, de una lista de cien, en la defensa del agua y de la vida de los pueblos originarios. Uno es político y la otra persona es una originaria perteneciente a la familia Asháninca. Uno chocó con el estado y los poderosos de la minería y la otra persona pasó las fronteras.
Y es que la historia del Perú contemporáneo lo escriben los proyectos minero y petroleros que son los que más suman al desarrollo, no como el caso de una represa; entonces he ahí el punto de la controversia, el punto donde cuando se toca el interés de las altas esferas del poder, un líder que dice que no va un proyecto minero no es de mayor gravedad que una que se opone a una represa.
Pero es el pueblo que protesta dirían algunos, y es que los intereses de las grandes mayorías que han sido siempre vulnerados se minimizan cuando los intereses de pequeños grupos se oponen a cumplir con las leyes que rigen nuestro país. Porque mientras Ruth es galardonada con el premio Bartolomé de las Casas por su lucha indígena, el otro purga cárcel y está recibiendo una minuciosa investigación por corrupción, hecho poco creíble que favorece a los que se sienten aun dueños del país.