[Por: Moisés Panduro Coral].

El reportaje que propaló un canal de televisión limeño el domingo último sobre lo que ocurre en el distrito del Putumayo es apenas un botón de muestra de nuestra dolorosa realidad. Todavía está impregnada en el discurso de políticos y en la mentalidad de los cándidos, la creencia de que creando nuevas jurisdicciones territoriales o nuevas filiales de alguna institución se arreglan los problemas del Perú, de sus regiones, de sus provincias y distritos. Hace algunos años atrás, en vista del atraso en el que estaba sumido ese distrito, alguien planteó que la solución era partir el distrito en dos dando nacimiento a un nuevo distrito al que se le llamó Teniente Clavero por Ley 28362 del 19 de octubre de 2004.

Ha pasado una década desde entonces y nada de lo poco de progreso que ahora existe allí se puede atribuir a esa partición geográfica que lo único que hizo fue repartir pobreza presupuestal y reducir aún más la calidad del gasto, pues con ello se incrementaron ingentemente los gastos corrientes destinados a pagos de sueldos, planillas de servidores, pasajes y viáticos, combustibles, equipamientos, mantenimiento de “oficinas de enlace”, entre otros.

Allí donde antes había un alcalde ahora hay dos, donde se necesitaba un administrador ahora se necesitan dos, donde funcionaba una “oficina de enlace” ahora funcionan dos, donde se elegían cinco regidores ahora se eligen diez, y, en consecuencia, los gastos se duplican pero la eficacia de la gestión de gobierno sigue en cero.Idéntica situación se observa en otros campos.

La Ley 29649 del 10 de enero de 2011 que crea la Universidad Nacional Autónoma de Alto Amazonas (UNAA), señala que son rentas de la flamante Universidad las actuales partidas consignadas  en el presupuesto de la Universidad Nacional de la Amazonía Peruana (UNAP) para su sede en Yurimaguas, además de las provenientes por la transferencia realizada por el gobierno regional de Loreto a mérito de la Ley 27506 Ley del Canon y sus modificaciones, y  las que le asigne el gobierno central mediante las respectivas partidas presupuestales.

Sin embargo, recientemente una autoridad universitaria ha puesto el grito en el cielo luego de que en el proyecto de presupuesto público para el año fiscal 2015 se pretendiera recortar el 50% del presupuesto de la UNAP para destinarla a la UNAA. Es decir -como siempre- se estaba optando por lo más fácil, en lugar de exigir que el gobierno central y el gobierno regional de Loreto expliquen cuánto han transferido hasta ahora y cuánto están presupuestando para el 2015 para la UNAA por mandato de la ley.

Volviendo al Putumayo. El reportaje mencionado informa como es que la Ley 30186 del 5 de mayo de 2014 que crea la provincia de Putumayo – dispositivo que adicionalmente crea dos nuevos distritos: Rosa Panduro con su capital Santa Mercedes y Yaguas con su capital Remanso- ha desatado un pandemonio en esa jurisdicción. Por eso, yo no creo que por sí sola esa partición represente una solución a los complejos problemas sociales, económicos, ambientales, geopolíticos, de aislamiento y de infraestructura de esa extensa franja territorial. El tema es de fondo y no de forma, es de contenido no de continente, es de gestación de ciudades en la frontera, de núcleos de desarrollo integral, de creación de mercados subregionales, de conectividad terrestre con el mercado regional, de inversión privada para la industria transformativa, de inversión pública para un sostenido y creciente mejoramiento de servicios esenciales como saneamiento rural y urbano, energía, educación, salud, finanzas, comunicaciones y transporte fluvial.Pues, esa partición geográfica está generando dolores en el Putumayo, y los responsables silban al cielo: un poder ejecutivo cuyo máximo representante va al Putumayo sólo para la foto, un gobierno regional inepto que ha tirado la piedra y escondido la mano en este asunto, una municipalidad de Maynas quelonia que demora hasta la indignación un simple trámite de cuentas, obras paralizadas por meses, un alcalde que ya no es alcalde antes de vencer su mandato y un pueblo hastiado del maltrato y de la mecedora.