[Por: Gerald Rodríguez. N].
Como en su propio verso, Gustavo Cerati (1959-2014) ahora probablemente esté sobrevolando la tierra en una dimensión infinita, y siempre será para lo que gustamos de su prosa electrónica, de sus versos tridimensionales y fugaces como ciudades en furia, como canciones animales, un ritual, un hombre a lado mirándonos a través de aquella persiana americana, y que cada segundo estará más cerca de nosotros, encontrándole en cualquier lugar de cualquier sueño stereo.
El enigma de Cerati y de su música de gran fuerza natural se impregnó de una moda distinta al rock comercial de los 70so los mismos 80s, cuando renovó los estilos de “the Police”, “The Cure” o “The Smith”, ya que la poesía desafiante y musical de su canciones, la abstracta e inocente piel del amor, sus desafíos, su descomposición de la vida y sus decepciones o la misma vida comercial hundida en el charco de lo comercial, tan solo fueron algunos temas sentidos en la canciones de Cerati, que con imaginación espacial y electrónica supo decir lo que la conciencia poco quiere revelar. Aunque de niño mentía mucho, su sentido real de la vida era decepcionante que tuvo que crearse un mundo distinto, con esa naturaleza palabresca llena de flores poéticas y comunidades de sonidos donde el consciente de Gustavo Cerati podía sentirse vivo y real. Todo ello habitando en cada quebrada sinfonía de su música.
De sus discos más gustados no queda el pequeño y agradable olor del punk rock que lo definió en un principio de su música, sino que desde Signos (1986), Canción Animal(1990), Sueño Stereo (1995) y como solista, el más gustado Fuerza Natural (2009-2010), el arte sobre el arte melodioso y entrelazados de colores y sonidos han hecho que vaya definiéndose dentro de un verdadero sentido musical lleno de poesía, acorde con aquellos sonidos reluciendo lo más profundo del espacio cerebral , eliminando cualquier límite de la creación, dejándole sin fronteras, demostrándonos que el buen rock no necesariamente debe puramente comercial o acorde al interés de las casa discográfica.
Así que Gustavo Cerati se fue con aquel infarto cerebrovascular, después de haberse trasladado al otro lado de la orilla de la creatividad, tomando venganza aquel mal del único y verdadero Sonoman que se pudo haber conocido hasta la actualidad en la historia de la música rock en español y en Latinoamérica. Así que Cerati seguirá en aquel ritual, con esos signos animales, en lo nada personal, a esperar que pase este temblor que nos deja ya sin él, pero que desde algún lugar del espacio, el seguirá con nosotros, caminando sobre las piedras que nos toca sufrir en este mundo llenos de ruinas y de temblores. Nadie lo vio partir, nadie lo espera. Despertará cuando pase este temblor del final del mundo..