[Por:      Moisés Panduro Coral].

Estos días de lluvias intensas han significado para miles de familias de familias iquiteñas, días de angustia, de tristeza, de depresión, de enfermedad. Calles que jamás se inundaron, hoy se inundan; viviendas que nunca se afectaron con el rebosamiento de aguas servidas o pluviales, hoy deben ser desaguadas y secadas después de cada precipitación; familias que nunca respiraron el vapor insano que deja la humedad concentrada en las habitaciones, hoy pasan por el tormento psicológico de saber que un nubarrón en el horizonte es el preludio de una riada en sus casas y de peligrosas infecciones respiratorias, intestinales y dérmicas en sus organismos.

Quienes hemos venido denunciando desde hace cuatro años la ejecución del proyecto de alcantarillado-entubado y planta de tratamiento de aguas residuales de Iquitos por ser una bribonada politiquera, un adefesio técnico y una parranda de 800 millones en una obra inservible, sabemos que uno de los grandes responsables para que Iquitos se haya convertido en una “Atlántida latinoamericana” (Dr. Villacorta, dixit) cada vez que llueve, es el gobierno regional de Loreto y, por supuesto, su actual presidente el señor Vásquez y sus funcionarios en ésta y en la anterior gestión, sin pasar por alto a la empresa china contratada por ellos, a las subcontratistas de los chinos (INALRE, I&SCG e INFISE del señor Werner Guevara aportante de millones a la campaña presidencial de Ollanta Humala), a la supervisora NJS y a la superflua OPIPP.

Las tuberías achatadas, el derrame de aguas en junturas mal hechas -amarradas con ligas y plásticos- y los desniveles en los canales de conducción hacen que las aguas no corran, se estanquen y regresen por las mismas tuberías, produciendo inundaciones e infiltraciones de agua en el nivel subterráneo que derivan en un suelo más fofo del que ya estaba como producto de una compactación post intervención hecha de manera artesanal y maquilladora.

Sin embargo, en honor a la verdad, las inundaciones que sufre Iquitos no tienen como factor causal único a la pésima obra del alcantarillado-entubado del GOREL. Los otros responsables de esta depresiva e indignante situación en la que está sumergida la población iquiteña han intentado y siguen pretendiendo evadir su gravísima responsabilidad usando a muchos periodistas y medios de comunicación amigos contratados con recursos de las arcas municipales que apuntan el dedo solo a uno de los socios en este problema.

Las gestiones municipales de la alcaldesa de Maynas, la señora Jiménez, y de las municipalidades distritales de San Juan Bautista, Punchana y Belén no pueden zafar cuerpo de este asunto y, desde nuestro punto de vista, comparten con el gobierno regional de Loreto las responsabilidades de esta desgracia ambiental. No hay áreas verdes que amortigüen el impacto de la caída de las gotas de lluvia en los espacios urbanos y, así, ellas horadan el suelo y arrastran el material hacia los sifones; el servicio de limpieza es un desastre a tal punto que Iquitos se ha convertido en un basural cuyos restos orgánicos e inorgánicos son llevados por las aguas de lluvia hacia los sifones, taponándolos aún más; en el colmo, hace años que los gobiernos locales involucrados y Sedaloreto -la empresa de la que son dueños- no realizan mantenimiento y depuración de los sifones y eso hace que las aguas se acumulen en la superficie; y, lo peor, ni siquiera han logrado implementar un programa de educación ambiental con la población.

Entonces, la pregunta correcta es en plural: ¿Quiénes son los responsables de la calamidad ambiental que vive la otrora glamorosa y bella ciudad de Iquitos?