[En los 90 años del APRA].
Escrito por: Moisés Panduro Coral
Su nombre completo era Julio Cachay Pinedo, pero los compañeros le decíamos Julito Cachay, simplemente. Nadie sabía a ciencia cierta cómo y de donde vino. Decían que había nacido en una comunidad ribereña en el río Napo pero que sigue siendo un misterio él cómo llegó a Iquitos. Refiere mi compañero Orison Pardo -que periódicamente deposita flores en su tumba- que Julito Cachay fue traído “del río” por alguien y se crió con una señora que entonces era propietaria del edificio de la calle Próspero con San Martín donde funciona actualmente la UPSEP. Pero si bien su oriundez era incierta, su norte ideológico tatuado en su espíritu inquieto estaba palmariamente definido porque Julito Cachay era un conspicuo militante aprista.
Trabajó desde muy joven en la farmacia de don Max Meléndez que era su padrino. Era muy diestro en la aplicación de inyectables con sólo cuatro dedos, así como en la preparación de las fórmulas magistrales que el médico clínico don Miguel Gil Villacorta recetaba para la farmacia de su amigo Max. Orison Pardo le describe como un tipo inteligente, buen orador, lector agudo, autodidacta y amplio conocedor de temáticas diversas, entre ellos la historia universal. Trabajó durísimo junto al ex diputado aprista en las campañas de 1962 y 1963 recorriendo Yurimaguas, Lagunas y toda la cuenca del Bajo Huallaga.
Yo le conocí a mi ingreso a la UNAP, pues Julito Cachay era estudiante de Biología y además profesor de la Academia Pre Universitaria “Albert Einstein”. A mi no me quedaba ninguna duda de que provenía de una comunidad indígena, los rasgos lo decían todo, y por eso mismo, mi admiración y respeto por él se acrecentaron.
En los últimos años de los setenta, en Iquitos causaba furor la película “Cinco dedos de furia” con Bruce Lee y, como no podía ser de otra manera, los compañeros llenaban los cines. No le causó ninguna gracia cuando un compañero, probablemente en el afán de resaltar su valentía y su experticia en las peleas cuerpo a cuerpo con los “rábanos”, le dijo a Julito Cachay que era nuestro “Cuatro dedos de furia”. Perdió el pulgar de su mano derecha, según me informé, cuando trabajaba en una panadería, un engranaje le trituró el dedo.
Fue el año 1987 en que empezó a manifestarse en Julito Cachay un cáncer gástrico. Falleció poco tiempo después en una habitación alquilada de la calle Ramírez Hurtado. No tenía familia, su única familia fuimos sus compañeros, los apristas. Orison Pardo recuerda que antes de su partida le estrechó fuertemente la mano y lloró con él. Y todos lloramos con él.
Luego, vino la oscuridad, pero ¡jamás el olvido!
Buen articulo
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