El lápiz labial es uno de los instrumentos más representativos en el maquillaje de las mujeres, desde tiempos antiguos. Civilizaciones como los egipcios, griegos y romanos, usaban una especie de pasta compuesta por ceros, aglutinantes y colorantes extraídos de rocas, raíces, o insectos, pero no fue hasta 1915 cuando Maurice Levy, un fabricante estadounidense inventó el lápiz labial en envoltura de metal como lo conocemos hoy en día.
Este año este artefacto cumple 100 años de existencia. Es por eso que te presentamos 10 datos curiosos del lápiz labial que probablemente no conocías, de acuerdo con el portal elle.mx.
Antes de Levy, la marca francesa de belleza Guerlain comenzó a vender el bálsamo labial en forma cilíndrica dentro de delicados tubos de cartón, ya que se habían dado cuenta de que se aplicaba mucho mejor en esta forma.
En la antigua Grecia, el lipstick era el distintivo de las prostitutas, había una ley que las obligaba a pintarse los labios para poder distinguirlas de entre las demás mujeres.
Durante la Segunda Guerra Mundial, los empaques metálicos fueron sustituidos por plástico y tubos de papel.
Según un estudio de la Universidad de Manchester, los hombres pasan aproximadamente 7.3 segundos mirando a mujeres con lipstick rojo, 6.7 segundos a mujeres con lipstick rosa, y sólo 2.2 segundos a mujeres con labios al natural.
En 1923, James Bruce Mason Jr. inventó el mecanismo giratorio que se usa en la actualidad.
Entre los ingredientes más exóticos (y desagradables) que han sido usados para fabricar los lipsticks, están las grasas animales, sudor de oveja, médula de buey y escamas de pescado.
Cada año se venden alrededor de 900 millones de lipsticks al rededor del mundo, y la marca MAC vende uno cada dos segundos.
Un lipstick dura en buen estado alrededor de 1 año, y la mejor manera de darte cuenta si aún sirve es al olerlo, si el olor cambia entonces ya deberías dejar de usarlo.
La diva del cine Elizabeth Taylor, solicitaba que nadie más en el set podría usar lipstick rojo durante la grabación de una de sus películas.
En Inglaterra se creía que el lipstick tenía propiedades mágicas, y la Reina Elizabeth creía fielmente que era curativo, así que al momento de su muerte ella pidió tener los labios pintados.