Aquí mis razones

En un momento de crisis como el que vivimos ¿convocar un paro de 24 horas, resulta ser de utilidad? Esta pregunta tiene una suerte de reflexión de quienes se sienten totalmente comprometidos con esa forma de protesta y con la lucha social y sindical en general. Y es que la CGTP en Loreto ha convocado a un paro de 24 horas para este miércoles 27 de febrero. Esta medida obedece al incremento de precios de productos y servicios, reclamando presupuesto para proyectos a fin de  generar  puestos de trabajo, entre otros.

La protesta, aseguran, contará con la participación de diferentes gremios del sector público y privado. Estoy seguro que “habrá piquetes durante las manifestaciones y que la población se sumará a la misma”. Sería interesante que se hubiera incluido en esta plataforma de lucha la falta de un servicio de agua potable las 24 horas del día, una energía eléctrica más estable y un internet lo más rápido posible. Los dirigentes de la CGTP, que merecen todo mi respeto porque hacen suya una de las tareas más difíciles y más meritoria de la lucha social, política y sindical, al convocar a este paro bajo un argumento en común, empeñándose en mover la razón y sobre todo el corazón de la población.

Creo que quienes se comprometen con el éxito de este paro saben que nuestra realidad no cambiará de un día para otro y que, difícilmente, el gobierno central dará su brazo a torcer, más en los tiempos que corren, con la lucha de un solo día. Faltaría más. Pero consideran, sin embargo, que un día de paro es un hito fundamental en una lucha que es, necesariamente, a largo plazo. El paro, sumado al resto de acciones de protesta y reivindicación va configurando una identidad colectiva, un “nosotros” frente a un “ellos”, sin el cual no podrá darse un escenario distinto al presente. Ven en este paro, por lo tanto, dentro de un proceso, y «NO» como un ultimátum. Además, están convencidos de que todos nuestros logros que han venido, a lo largo de la historia, son fruto de la movilización, del conflicto y de las huelgas.

Quienes se comprometen con este «PARO DE 24 HORAS» no hacen un cálculo coste-beneficio a corto plazo. Claro que un día de huelga puede ser costoso para quien tiene que vivir de su motokar. Sin embargo, el cálculo de los dirigentes de la CGTP es totalmente otro. Parte de la convicción profunda de que a nadie le puede ir bien ahora o en el futuro, cuando muchos y muchas son empobrecidos. Por eso, quienes se comprometen con este paro, haciéndolo, se declaran competentes en política, y se consideran tan legitimados como cualquier presunto experto para definir lo que conviene a la población de Iquitos. Y se sienten legitimados para actuar en nombre de todos nosotros. Este paro general apela así al miedo de muchos a las futuras represalias de sus propiedades. Este paro en general construye el marco en el que los silenciados, los amedrentados que tienen la suerte de tener trabajo en esta región en recesión, puedan protestar por su situación de subordinación, dependencia y explotación.

Es el día, también por ello, en el que los que tienen empleo gritan que no habrá paz en Iquitos hasta que todos y todas lo tengan igualmente. Quienes se comprometen con este paro general, generan un “nosotros” pero apuntan también a un ellos, a los responsables de esta situación: nuestros gobernantes y cuatro congresistas. Porque traicionaron al pueblo de Loreto con la «ley 30879» que elimina de un solo tajo los dos únicos beneficios tributarios que tenía todavía la región. Y que compensaba en algo nuestro aislamiento geográfico. No contamos con carretera que nos una con el resto del país. Tampoco estamos conectados al sistema eléctrico nacional (SEIN), por lo que tenemos que pagar la tarifa más cara de todo el país. Tenemos el peor internet de toda Latinoamérica y ni siquiera tenemos un miserable puerto donde puedan acoderar embarcaciones de regular calado. Todo ello condujo al alza desmedida de los productos de la canasta básica y desencadenó, por si fuera poco, una inflación que sumada a la recesión, es una combinación explosiva. Este paro es para recordar al resto del Perú que lo que nos pasa en Loreto no es una fatalidad. Que las cosas pueden y deben ser de otra manera. Que nosotros también somos peruanos, al igual que ellos. Tenemos los mismos derechos porque formamos parte de una sola sociedad llamada país.

Columnista invitado: Tato Barcia, presidente de la Cámara de Comercio