Pablo Escobar había dicho a su familia que los mafiosos morían jóvenes y nunca por causas naturales: el capo colombiano tenía 44 años cuando cayó en un operativo policial en diciembre de 1993 y en la fecha su hermana invoca perdón ante su tumba.

En el aniversario de la muerte de uno de los narcotraficantes más poderosos, ricos y sanguinarios de la historia, Luz María Escobar recuerda la premonitoria advertencia y cómo fueron las horas que siguieron a la acción policial que terminó con dos cuerpos, uno de ellos, de barba espesa y con la barriga desnuda, el del capo, sobre un tejado de Medellín.

«Eran tiempos difíciles para la familia, pues había aparecido la organización Los Pepes, y ellos ya no estaban persiguiendo a Pablo sino a toda la familia para matarla», señala la mujer de 62 años a la AFP.

Los Pepes (Perseguidos por Pablo Escobar), un grupo que reunía a los enemigos mafiosos de Escobar, iba tras la cabeza del jefe del extinto cartel de Medellín – que llegó a controlar el 80% del negocio de las drogas hacia Estados Unidos- en una brutal cacería contra todo lo que oliera al capo, desde familiares, amigos y hasta abogados.