[Nery Salinas desde Yurimaguas fija posición].

Pasó un mes en la cárcel de Guayabamba, donde fue confrontada con todos los cerca de 30 implicados en el caso del robo de cheques de la Dirección Regional de Educación de Loreto. Cada uno de ellos fue negando lo que se decía en el expediente: que Cirilo Torres Pinchi, su esposo, retiró dinero en forma sistemática para que sea utilizado en la campaña al Congreso de la República.

“Somos políticos y cuando tienes aceptación eres un peligro para los demás y quieren destruirte, mancharte”, afirma mientras cuenta cómo es que tuvo que ir al mismo corazón emerretista porque los propios policías le indicaron que quienes administraban justicia eran los alzados en armas.

Varios mitos se tejen sobre Nery Salinas de Torres. Como tales, lo más probable es que aquello que no desea dar entrevistas sea uno de ellos. Pues una política huraña con la prensa es un poco innatural, así esa prensa no se santa de su devoción. Por ese prejuicio mezclado con el mito me las ingeniaba para ser recibido donde quiera que se encontraría. Sabía que su centro de operaciones era Yurimaguas y, se decía, estaba en plena campaña hacia el Congreso. Con ciertos familiares y ciertos amigos se intentaba y reintentaba hasta que la cita llegó de la manera más desprevenida y por el familiar quizás menos imaginado. Nos citó en el local del fujimorismo en “La perla del Huallaga”. Como las preguntas estaban elaboradas hace tiempo solo bastaba con empezarlas a formular, previa autorización de la preguntada, por supuesto. “Hola Jaime, a los años”, fue su recibimiento cordial. Y la charla fue cordial, como la tienen dos personas que se respetan. Porque, uno con el tiempo, sabe (¿aprende?) que, como lo explicó Gabriel García Márquez en un artículo publicado en julio de 1981, “los entrevistadores y entrevistados no ha aprendido aún que las entrevistas son como el amor: se necesitan por lo menos dos personas para hacerlas y solo salen bien si esas dos personas se quieren. De lo contrario, el resultado será un sartal de preguntas y respuestas de las cuales puede salir un hijo en el peor de los casos, pero jamás saldrá un buen recuerdo”. Así que, este encuentro inicialmente pensado para ser entregado con transcripción a lo Oriana Fallaci (es decir colocadas las respuestas en el orden impuesto por el entrevistador pero con respeto escrupuloso a los dicho por el entrevistado) no tuvo mejor decisión que ser presentada como aparece en las siguientes líneas como un acto de cariño hacia la señora Salinas y un respeto inamovible hacia los lectores. Ojalá la disfruten como yo aquella mañana soleada en Yurimaguas, donde ella coordinaba el “menú Keiko” del día y a cada instante padres y madres de familia se acercaban para ofrecerle o pedirle algo, como nosotros que la pedimos varias veces esta entrevista y ella nos dio en el momento más inesperado e intempestivo. Y quizás ambos temíamos una guerra sin cuartel que, finalmente, se volvió un fuego cruzado tenue, tenso y agradable en toda la conversación.

 Segunda detención

 No recuerda qué año fue su segunda detención. Si 2005 o 2006. Habrá que buscar en los archivos la carátula de Pro & Contra. Pues se informó ampliamente en Iquitos, hasta donde fue trasladada desde Lima, donde caminaba libremente. No solo caminaba sino que estudiaba Derecho. Pasó un mes en la cárcel de Guayabamba, donde fue confrontada con todos los cerca de 30 implicados en el caso del robo de cheques de la Dirección Regional de Educación de Loreto. Cada uno de ellos fue negando lo que se decía en el expediente: que Cirilo Torres Pinchi, su esposo, retiró dinero en forma sistemática para que sea utilizado en la campaña al Congreso de la República. “Te voy a dar el expediente donde la resolución dice exactamente  que nunca se destinó un sol para mi campaña”, dice mientras uno de sus asistentes va a sacar las copias del documento que, seguro, fue traído desde su casa ya que el día anterior nos citó en el local de “Fuerza Popular”. Con esa misma convicción habla de lo duro que fue la época de la crianza de sus hijos y que ninguno de ellos siquiera tiene casa propia y que nadie tiene signos exteriores de riqueza. La miro y seguro malicia que mi rostro dice: ver para creer. Creer para querer, dirán aquellos que no coinciden con esos signos. Recuerda que los amigos le decían que quien vería su caso era un magistrado de nombre Jorge Cueva Zavaleta, conocido por sus decisiones carcelarias contra muchos políticos en Loreto. “Siempre pensaba en la justicia y decía si no he cometido ningún delito no tienen por qué mantenerme presa y me absolvieron después de un mes de estar en prisión”.

Primera detención

Era 1992. En plena época del terrorismo. La del MRTA y de Sendero Luminoso. También de la represión de las Fuerzas Armadas y policiales. Yurimaguas era un polvorín, cuyo centro se ubicaba en Pampa Hermosa. “Somos políticos y cuando tienes aceptación eres un peligro para los demás y quieren destruirte, mancharte”, afirma mientras cuenta cómo es que tuvo que ir al mismo corazón emerretista porque los propios policías le indicaron que quienes administraban justicia eran los alzados en armas. La acusaban de ser mando del MRTA. Pero su único “delito” fue organizar a los productores agrarios y lograr que el gobierno entregara cuatro embarcaciones para el traslado de sus productos. Era la época de ECOPASA, empresa creada por ella y que hacía frente a ECASA y ENCI que por entonces monopolizaba la comercialización de productos. Cuenta que de un momento a otro iban desapareciendo los agricultores. Ella preguntaba por fulano y recibía como respuesta: “se ha ido al MRTA”. EL MRTA dominaba Yurimaguas, Jaime, dice como si recordara esos años terribles donde “los cumpas” llegaban a la ciudad desde el campo para enrolar campesinos. No se podía apoyar a ninguno  como dirigente porque terminabas muerto ya sea por el MRTA o por el Ejército. Se tenía que mantener neutral. De lo contrario se terminaba como María Elena Moyano o Saúl Cantoral: muertos. Había que caminar con los dos para seguir caminando por esta vida. “Cobardes los que no saben cómo hemos vivido esos años de violencia”, exclama casi automáticamente cuando recuerda al empresario que los estafó y que nunca devolvió el dinero a los agricultores y que mucho tiempo después de su fechoría volvió a Yurimaguas y ella acudió a denunciarlo en la Policía y las fuerzas del orden le sugirieron pedir justicia en las filas del MRTA. Esa fue su primera detención: por integrar el MRTA que, dice, nunca perteneció. Era la época en que “Damián” dominaba Yurimaguas como mando principal del MRTA.

 Con Alberto y Keiko

 “Con Alberto Fujimori los productores agrarios comenzaron a ser atendidos, escuchados y beneficiados”, comienza al explicar cómo se fue convirtiendo al fujimorismo en los años en que andaba por los ministerios en Lima tocando puertas para que los agricultores reciban apoyo. Un día leyó en un diario limeño: “Aluvión desaparece tres pueblos en Balsapuerto”. Compró el diario y al instante hizo un memorial pidiendo ayuda. Fue a hablar con el entonces ministro de la Presidencia, Tomás Gonzáles Reátegui, y consiguió que un avión “búfalo” llevara ayuda a las más de 400 familias damnificadas. “Si pueden llevar a otros pueblos por qué no tenían que ayudar a los hermanos amazónicos”, le dije a Tomás y se logró. Por eso no se cansa de repetir que Alberto Fujimori es un hombre de alta sensibilidad humana y que Keiko es hija de ese hombre que tendrá que continuar, por eso la apoya. Alberto creó el seguro escolar y está segura que Keiko retomará ese programa. Recuerda que en esos años de fujimorismo los productores agrarios debían convertirse en empresarios porque la infraestructura que pertenecía a ENCI y ECASA les fue transferida, aunque en San Martín sucedió primero y hasta camionetas se daba a las organizaciones agrarias. “A nosotros nos dan cuatro lanchas, una para el Marañón, Ucayali, Amazonas y Napo”, afirma. Iba y venía a los ministerios y sus adversarios descubren antes que ella su apego a la política.

Ella se consideraba una luchadora social ignorante y sus enemigos le inventaron lo del MRTA y le querían mandar a la cárcel. “Querían liquidarme de raíz con todos mis hijos y hasta una organización internacional importante se metió en ese propósito, Jaime”, dice. Pero ya descubierta como política no la paró nadie. “La política es mi vida, si quiero vivir tengo que seguir en la política, si naces política tienes que morir política”, señala mientras reconoce que los momentos más terribles de su vida fueron motivadas por cuestiones políticas. Cuando habla del tema se nota que sus ojos quieren humedecerse más de lo normal y evoca a su sobrino Marco Antonio, hijo de su hermana quien no se cansa de repetirle: “Toda dificultad es una oportunidad, tía”. Y hasta en dos oportunidades repite que él aprendió de ella y que ella aprendió más de él.

 Los políticos, dice, son de nacimiento y se entrega la vida a ella para conocer la realidad y tratar de solucionar los problemas, eso es lo importante, no vayan a creer que la candidatura al Congreso es la prioridad o una necesidad, cuando se trabaja esas candidaturas vienen solas y si no llegan se sigue trabajando. Así de clara y convincente se muestra antes de afirmar con la misma determinación que para ella “Isla es el que ha conseguido mayores logros para Loreto, ha hecho y significado mucho para Alto Amazonas que hasta ha promovido la creación de programas especiales de desarrollo”. Junto a Chacho Inga ha venido varias veces a Yurimaguas, han apoyado lo del lote 192 mientras que los otros dos nunca se han aparecido, dice.

Su yerno

 Si se habla de política es inevitable referirse al gobierno de su yerno. Y, aún maliciando la respuesta, hay que escucharla y publicar lo que piensa de Fernando Meléndez como gobernador de Loreto: “Me parece muy bien la gestión de mi yerno”. Cuando le decimos que al flaco se le acusa, entre otras cosas, de estar siempre en campaña no tiene remilgos en decir: “Un político siempre está en campaña porque tiene que salir al campo, fuera del escritorio, así hacía Alberto Fujimori”. Y, nuevamente, quizás mi rostro demuestra incredulidad por aquello que a todo político en crecimiento lo persiguen y que su familia política siempre está en campaña. Coincidencia con el que estuvo ocho años en el poder, decimos. Antes de seguir con las odiosas comparaciones mejor nos trasladamos al problema de su esposo, que teniendo el mismo origen por el que ella estuvo en prisión no tiene el mismo desenlace y quizás sea el único caso en Loreto de tantos años en la clandestinidad: Cirilo Torres Pinchi. “No hay mal que dure cien años”, expresa antes de decir que se trata de una persecución política. Tenemos que terminar y ella termina con una frase: “Yo soy maestra y nunca dejamos de enseñar y la lealtad es el principio que debemos dejar a las nuevas generaciones”. Si tiene algún destinatario propio la misma será producto del análisis del lector. Porque nosotros nos retiramos del local de Keiko en Yurimaguas con el polo manchado de naranja ya que las mesas tienen la pintura fresca.