Desde hace de 08 meses comparto departamento con un ecuatoriano, un peruano italiano y un colombiano. Con este último es con quien más he conversado y al mismo tiempo, interactuado. Incluso nos hemos contado cosas personales, esas que a veces nos cuestan tanto y no se las contamos a cualquiera.

En el mismo edificio en que vivimos, me hice amigo de Mariana, una italiana nacida al sur de Roma y de su novio Josep, español nacido en un pueblo de Valencia. Ambos muy divertidos. Josep se ha empeñado en decir que el asma del que padezco es a falta de cigarro y cerveza, por lo cual, su mejor recomendación es eso mismo.

Al departamento de Mariana llegó a finales del año pasado, una venezolana con el objetivo de hacer carrera en Europa, médico, de 26 años y nacida en Caracas. Ella, Mariana y 02 chicos más, a excepción de Josep comparten departamento. Josep vive con su padres y viene por Mariana casi todos los fines de semana… a veces, entre semana. Otras veces todos los días. Aunque a veces siento que viven juntos.

He conocido a Adriana, la venezolana, por Mariana el día en que a ella  y a Josep se les ocurrió hacer una fiesta. Misma que terminó a las 6 de la mañana del día siguiente, y a la que no podía dejar de invitar al colombiano diciéndole: “Hombre no estés solo, vamos a la fiesta con los amigos de Mariana!

Y como si de una broma se tratara dije: Colombia y Venezuela, limitan geográficamente.  Haciendo clara referencia al colombiano y la venezolana, quienes luego de ese comentario abrieron los ojos y sonrieron. Desde entonces, no he vuelto a saber más del colombiano en mi departamento compartido, ya casi ni lo veía. Si no es por  Mariana que me cuenta que ahora él pasa más tiempo con ellos, acompañando a Adriana.

Me alegro por ellos. Ella que viene a Europa a fortalecer su carrera y él, que antes de conocer a Adriana me había contado que ha empezado a sentirse solo y extrañar a su familia y a su casa. Eso mismo de lo que padecemos todos aquellos que nos encontramos lejos.

Sin embargo – y la triste y feliz  noticia – es que Adriana encontró empleo como médico en una clínica en la Comunidad de Galicia (España) y él, tendrá que regresarse a Colombia los primeros días de julio por muy tardar. Acaba de terminar una maestría en desarrollo de conflictos que muere por poner en práctica en su natal Bogotá.

Mariana, Josep y yo, somos indiferentes ante los ojos de ellos. Puesto que comparten sus espacios, sus momentos y temo también que sus posibles promesas de volver a encontrarse lejos de nosotros 03. Adriana debe estar en Galicia la primera semana de mayo, y mi compañero tiene un viaje programado para Francia e Italia como regalo de fin de clases. Luego de ellos, regresarse a Latinoamérica.

Lo que empezó como un “Colombia y Venezuela limitan geográficamente” parece haber trascendido la existencia de los mapas y líneas geográficas a un plano más emocional. Pero tanto ella como él, deben partir. De seguro se van a extrañar, recordar el cómo se han conocido, pero por supuesto – aunque lejos – ya no estarán solos.