Escribe: Jorge Martín Carrillo Rojas.

El 15 de noviembre de 2017 será recordado por el 98.9 de los peruanos (la aprobación de Gareca, según últimas encuestas) como el día en que se rompió aquel maleficio que impidió que por largos 36 años no llegáramos a un mundial de fútbol.

El 15 de noviembre no fue un día de miércoles, fue un día que quizá ya estaba predestinado para que sean las 24 horas más felices de los peruanos dispersos en todo el mundo.

No se necesitó tiempo extra, ni recurrir a los penales. Bastó y sobró para que con la genialidad de todos, en particular de Farfán y Ramos, los peruanos estalláramos en algarabía.

Las caravanas en Iquitos fueron interminables casi hasta la salida del sol.

Pasado el júbilo que implicó volver a un mundial luego de más de tres décadas y media. Es momento de empezar a dejar de lado eso que ha sido en los último años y aún durante la etapa de Gareca, algo inentendible en nosotros los peruanos. Que estamos en el mundial por tal o cual jugador, que juega o jugó por tal o cual equipo.

Leer esos comentarios nos muestra como un país que solo puede unirse minutos y luego que viva la guerra entre nosotros. Ojalá esto poco a poco vaya quedando en el olvido, más aún cuando de la selección se trata.

Ya es tiempo que tengamos madurez hasta en lo deportivo, o es que queremos que esta clasificación sea flor de un mundial y esperar décadas más.

Hace algunas horas “El Tigre”, con la seriedad que lo caracteriza, les dijo a los periodistas de su país que no irá a Rusia de paseo. Eso dice mucho del compromiso que tiene el entrenador para con la selección y quienes la integran.

A los hinchas, no hinchas y periodistas, solo nos queda confiar en el trabajo que de aquí al 14 de junio de 2018, inicio de la copa del mundo, realice el flaco Ricardo Gareca.

Soñar con pasar la fase de grupo no es una ilusión. Tal como batallaron los jugadores y las ganas que tengan de mostrarse ante los ojos del fútbol mundial, será primordial para que la estadía en Rusia, con un vodka en la mano, sea  largo y placentero.

Solo me queda expresar un millón de gracias a Gareca y a los que formaron parte de la gesta de llevarnos a un mundial de fútbol luego de 36 largos años. ¡¡¡Arriba Perú!!!

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