El uso de la marihuana, cuyo nombre científico es Cannabis sativa, en medicina y sus compuestos o cannabinoides, tales como tetrahidrocannabinol (THC), que es el principal activo de la marihuana, y cannabinol (CBD), se confina actualmente  aliviar determinados síntomas de enfermedades crónicas y terminales en los cuales los medicamentos convencionales no lo han podido hacer. También hay referencias que puede reducir algunos tipos de tumores y tratar algunas enfermedades. El Cannabis medicinal se puede administrar utilizando diversos métodos tales como comidas de cannabis, vaporizadores, fumándolo, tomando cápsulas o utilizando aerosoles orales.

Una serie de estudios de investigación médica han demostrado que la marihuana tiene propiedades anti-cancerígenas. Esto es evidente, por ejemplo,  en el glioblastoma, que  es una forma rara pero muy agresiva de cáncer de cerebro y que es mortal en poco tiempo. Algunos estudios  muestran que la marihuana puede reducir el tamaño del tumor en pacientes con esta enfermedad. Otros estudios demuestran efectos anti-tumorales de la marihuana en un varios tipos de cáncer, incluido el de mama, próstata, colon, pulmón,  cuello uterino, entre  otros. Y otros estudios muestran que, cuando se usa en combinación con ciertas quimioterapias, la marihuana puede aumentar la eficacia de los fármacos contra el cáncer.

Los efectos medicinales de la marihuana han sido documentados desde tiempos muy antiguos. Existen escritos chinos, indios, griegos y egipcios que demuestran que la planta tuvo múltiples usos medicinales empíricos. Existen indicios del uso del cannabis con fines curativos desde hace como mínimo 5.000 años.

Dando algunos ejemplos específicos, el glaucoma, que es el aumento de la presión intraocular,  es una enfermedad incurable que causa daños en el nervio óptico y puede llevar a una ceguera irreversible. Se ha demostrado que el cannabis contribuye a disminuir la presión intraocular, reduciendo así el riesgo de daños al nervio óptico y frenando el avance del glaucoma.

En el caso del cáncer, el cannabis se ha mostrado muy valioso para muchos pacientes, ya que estimula el apetito y evita las náuseas, un efecto secundario muy común de la quimioterapia y la radioterapia. Esto resulta de gran importancia para mantener el peso corporal y la salud, dando al paciente mayores oportunidades para poder luchar contra el cáncer.

Esto se aplica también a pacientes enfermos de SIDA, ya que muchos de los medicamentos para tratar la enfermedad causan también náuseas y pérdida de peso. Los antieméticos y medicinas estimuladoras del apetito tienen mayores efectos secundarios que el cannabis y se han mostrado inseguros en combinación con otros fármacos prescritos al paciente para su enfermedad.

La osteoartritis y la artritis reumatoide causan inflamación, rigidez y dolor en las articulaciones. Cuando es ingerido, el cannabis tiene propiedades antiinflamatorias y analgésicas. Estudios médicos han demostrado que el uso del cannabis reduce la inflamación y la rigidez matinal, incrementando la movilidad. Los fármacos prescritos a pacientes que sufren artritis con el mismo fin tienen a menudo efectos secundarios desagradables e incluso peligrosos, incluyendo úlceras, pérdida grave de peso corporal y problemas respiratorios, lo que no se observa con el cannabis.

Esto abre esperanzas a muchos enfermos y la legislación peruana no lo contempla aún. El Congreso de be actuar a la brevedad posible. En países como  Austria, Canadá, Chile, Colombia, República Checa, Finlandia, Alemania, Israel, Italia, Holanda, Portugal y España y algunos estados de USA está legalizado su uso medicinal.