Somos un país que lee poco, en nuestra región y ciudad la cosa es mucho más grave. Hace años estamos anclados en las oscuras profundidades. En el sótano. Más abajo del subsuelo, pues. Pero esto solo nos preocupa, cada año, cada vez que se dan a conocer los resultados de la prueba Censal. Son como eructos, como hipos, que en corto tiempo nos pasa y la preocupación de todos por el último lugar en comprensión lectora, es un ¡oh, sorpresa! fingido, convenido y conformista y nada más. Así estamos, como un paciente de diabetes, que sigue tomando gaseosas sabiendo que eso le hace peor.

Por eso no puedo dejar de sentir la felicidad que me provoca que después de 8 años se esté realizando La Semana del Libro Amazónico, con una serie de actividades, que tiene la presentación de libros durante estos siete días. Todos ellos de buen nivel, desde cuentos, narraciones y seductora poesía. El maestro Marco Martos confesó al auditorio que “El libro del otro reino” de Gerald Rodríguez es de lo mejores que llegó a sus manos en los últimos tiempos.

Y si eso levanta la moral y la autoestima, nos devolvió la esperanza ver a tantos niños junto a sus profesores y padres de familia, en una jornada el lunes por la tarde- noche, durante la presentación de cuatro libros de cuentos infantiles. “El árbol del chuchachaqui” y “Nito el monito” de Javi Velásquez, “La creación de las flores” de Camila Velásquez, niña de tan solo 9 años, y “Recibella” de Ivonne Bocanegra. Cabe resaltar que los dos primeros son padre e hija.

Hasta el viernes 27, por lo tanto, tendremos la gran posibilidad de asistir a estos actos culturales, en los respectivos auditorios del Centro Cultural San Agustín y La Dirección Desconcentrada de Cultura. Libros y más libros, lluvia de libros. Y el festival del libro en la plaza 28 de Julio, donde la población puede apreciar y adquirir obras a precios accesibles. Literatos locales, regionales y nacionales esperan el respaldo de todos. Hagamos de esta actividad un acto nuestro. Sintamos que somos parte y no meros espectadores.

Hay que destacar y reconocer que por encima de diferencias y la coyuntura electoral, autoridades de todos los niveles, instituciones públicas y privadas, se han unido para sacar adelante esta actividad cultural. Todos en menor o mayor grado, han  puesto su granito o carretilla de arena. Y es que, volviendo a la preocupación inicial, en este tema en concreto de libros y lectura, no debemos entrar en debates inocuos e improductivos. Eso no suma, al contrario resta y egoísta e irresponsablemente buscan que estemos sumergidos en el fango de la ignorancia. Aquí, todos contamos nadie debe sentirse ni hacerse el excluido.

Por eso valoramos esa capacidad de unidad de todos para devolvernos La Semana del Libro Amazónico después de casi una década de sequía. Nos merecemos esto como región, como ciudad. Esto nos hace falta para crecer como personas, pero por sobre todas las cosas, para dirigir esta canoa que va al garete, a buen puerto, al puerto de un pueblo que lee y comprende lo que lee. Si tú no le das importancia a esto, pues sensibilízate y  comprométete por tus hijos, por nuestros niños. Hagamos que sientan el orgullo de abandonar ese último peldaño y escalar a mejores posiciones a nivel nacional. Sin politiquerías y mezquindades ¡Sí se puede!

@RMezaS

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