ESCRIBE: Jaime Vásquez Valcárcel

Email: vasquezj2@hotmail.com

A raíz del artículo que escribí la semana pasada sobre las colas y los paros de las últimas semanas –antes que se difunda la noticia de una paralización indefinida convocada por el Frente Patriótico de Loreto, Gorel y otras organizaciones desde Lima- un ciudadano de nombre Bartolomé Tanchiva –tiene el mail bartolome_tanchiva@yahoo.es, que espero y creo que no ha sido creado en las oficinas del Gorel como esa cuenta de Facebook que los mediocres de toda la vida hicieron hace algunos meses- escribe: “Estimado Jaime, considero que como buen loretano debes rectificar tu opinión respecto a las luchas sociales de tu pueblo, y que muchas de ellas se conquistaron en la calles y tú lo conoces.
Cualquier autoridad Regional o Presidente de nuestro Glorioso FPL, cuando juntas fuerzas por causas nobles de nuestro pueblo y su desarrollo, no siempre cae bien a pocos, pero para los luchadores sociales de siempre, es motivo de orientar o reorientar, los derechos que nos asisten. Te recuerdo que el Canon petrolero se consiguió con fuerzas sociales, lágrimas, sangre y hasta muertes de nuestros hermanos loretanos y en especial el iquitino. Reconsidera tu opinión”.

Siempre hay que reconsiderar no sólo las opiniones. También las posiciones y, por supuesto, los pensamientos. Y en aquello de los paros e instituciones, no hay duda, las opiniones son controversiales, divergentes y nunca uniformes. Y está bien que así sea. Imagínense que haya uniformidad absoluta ya sea a favor o en contra de una determinada decisión. No sólo sería terrible sino hasta aburrida la existencia. El problema es cómo defendemos una u otra opinión. Unos la hacen despotricando del contrario. Otros la hacen sustentando la posición. Hay para todos los gustos, pues. No creo en las paralizaciones de estos tiempos. En las antiguas, sí. No creo en los actuales dirigentes del FPL. En los antiguos, sí. No creo en los actuales dirigentes eternos de los gremios y sindicatos. En los antiguos, sí. Recordaré un hecho de mi infancia.

Cuando niño merodeaba las instalaciones del Coliseo Cerrado y el estadio Max Augustín. Una mañana se realizó en la tribuna principal del estadio una asamblea del entonces llamado Frente de Defensa de los Intereses del Pueblo de Loreto. No recuerdo quién lo presidía. Pero ahí estaban personas como Pepe Barletti, Pepe Sicchar, Iván Rengifo, Antonio D’Onadío, Silfo Alván del Castillo, entre otros. Mientras se discutía cómo se iba a preparar la olla común con lo que se ponía en jaque al gobierno central, tomó el micrófono “El tigre” Silfo y dijo algo así: “entrego cien soles diarios para que se prepare la olla común y el pueblo tenga que comer en estos días de sacrificio”. ¿Se da cuenta la diferencia, amigo Bartolomé? ¿Se da cuenta que personas de diverso origen e ideología podemos llegar a acuerdos si pensamos en el bien común y en mejorar la calidad de vida de los demás? ¿Se da cuenta la diferencia entre esas jornadas y las de hoy? Por eso mi convicción: no apoyo los paros de hoy. Pues se convocan desde Lima, se acatan con dirigentes que no dan cien soles sino piden miles de soles para mantenerse en Lima. Han desnaturalizado las luchas del pueblo y quieren hacernos creer que se sacrifican por los demás cuando es todo lo contrario. Varios colegas coinciden conmigo en todo ello. Es más, me lo han dicho en privado. Dicen lo contrario en público. Están en su derecho. Como lo estoy de decir lo que pienso, sin que ello signifique, necesariamente, estar en lo correcto, lo cierto o lo verdadero. Sólo sustento lo que afirmo. Por eso no me rectifico sino me ratifico.