Por el planeta azul el racismo se esconde en las gavetas. Se disimula. Se tira la piedra y se esconde la mano. Se pone en un cajón para que no moleste por más que sea incomodo y huela mal. No hay nada más indignante que escuchar gritos de simios en los estadios contra un jugador rival. Que mal se entiende el juego. Las autoridades son displicentes y miran a otro lado. Maradona metió el gol con la mano y dijeron que fue la mano de dios. Messi defrauda a Hacienda y es visto como un héroe, la gente lo vocifera como quien camina por ese pasillo es Robin Hood. El Barcelona ha querido eludir al fisco y piensan que es el rancio nacionalismo español [que apesta a supayocote]. Pero seguirá siendo más que un club o que le señalen al Real Madrid por negocios no santos en terrenos y todos silencian. La sombra de la dictadura franquista es muy larga con este comportamiento. Se habla a media voz, se consciente estas faltas –si no miremos a la corrupción que tanto estrago causa a este país por consentirlo propios y extraños. El diario El País que va de fino en su cómoda posición de centro derecha [y es socio con La República en Perú] publicó un titular racista con relación a los viven en la frontera que mete miedo, como si fuera esta una invasión, que diría Freud de tremendo exabrupto del inconsciente en el bendito titular. Pero estas medias verdades que en el fondo son mentiras repercuten en la vida social [en esto, socialistas y conservadores, se comportan igual cuando están en el poder, siendo más repudiable el caso de los socialistas, claro está, por ese voluntarismo huero y siendo su máxima expresión Zapatero]. Los conservadores que están en el poder sienten poco respeto por la vida humana – si esta viene de África, mejor ni les cuento. Quieren salvar su pellejo con expresiones xenófobas y racistas. Quieren tapar el sol con un dedo ante la muerte de quince inmigrantes al tratar de cruzar a nado en Ceuta. Que mal día hemos tenido, ¿será solo un mal día?.

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