Cuando se pisa un país como Bissau percibe que la densidad (y construcción) jurídica del Estado es apenas una lámina muy delgada, es casi imperceptible ¿sería un sueño anarco-liberal que siempre desconfía del Estado? Hay mucha informalidad y el Estado se ve desbordado diariamente ante la ciudadanía, no puede ejercer de árbitro por la gran inestabilidad política que repercute en lo jurídico. Cuesta hercúleamente hacer un país que viene de una guerra civil y un gran lastre colonial. La ciudad y fuera de ella da la impresión que es un país que recién está naciendo a trompicones, muchas de sus calles están en ruinas. En el camino de Bissau a Cacheu lo que más sobresale en el paisaje lleno de floresta son esos puñeteros anuncios de proyectos de desarrollo ¿se pudiera hacer una suerte de arqueología de esos proyectos y saber si han funcionado o no? Seguro que aprenderíamos mucho, al menos los objetivos de los mismos apenas se sienten en la población como resultados. Ante una situación así ¿estamos ante una injusticia o mala suerte? De acuerdo con los datos oficiales en publicaciones sobre el país existe un 43 por ciento de analfabetismo, es un altísimo porcentaje que puede ser una gran limitante para emprender cualquier tarea. La población en un 13 por ciento habla portugués porque la gran mayoría usa el creolo, una mistura de lenguas locales con el portugués que con el tiempo seguro que desplazará al portugués. Además, se comenta que el número de mujeres cuadriplica al de hombres, ¿esto podría augurar un futuro en femenino? Estaremos expectantes. Me vuelve a rondar la pregunta mientras camino por las calles de la capital ¿estamos ante una injusticia o mala suerte?  No hay nada de mala suerte, el país como muchos otros sufre una enorme injusticia.

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