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Solo hemos puesto el dedo en la llaga y han saltado los que siempre conviven con la pus. Solo hemos reiterado nuestros compromiso con el periodismo y algunos jefes de imagen de instituciones donde se debería formar periodistas has puesto el grito en el cielo cuando habitan en el infierno. Sólo hemos dado la versión –subjetiva, si quieren- de un protagonista y al instante uno de los aludidos –con su versión subjetiva, también si quieren- ha respondido con una carta notarial majadera y reaparecido en algunos medios de comunicación. Y lo ha hecho tan burdamente que el señor de las encuestas que daban a Juan Cardama como ganador con el 90 por ciento de la intención de voto dice en público y en privado que las carátulas que contrata le cuesta dos mil solcitos –que no salen de su bolsillo sino de los estudiantes, categoría que él nunca tuvo- y que las notas en interiores le cuesta un almuercito –que tampoco las paga él-. Que él siga con sus majaderías y que lleve por ese camino al rector de la UCP, Juan Saldaña Rojas. Acá le reiteramos al señor Juan Saldaña Rojas que cuando crea conveniente le podemos hacer la entrevista que nos niega hace semanas. Porque eso nos obliga la profesión. Así que, por si fuera necesario, acá no estamos ni con Belarmino ni con Saldaña. Aquí somos periodistas. Algo que los frejoleros que rodean al rector de la UCP no pueden decir porque perderían sus porotos. Así que las cartas notariales, las barbaridades de los ramostenazoas, las inequidades de los que manejan la UCP y las versiones del señor Belarmino seguirán en el abrasador. Que nos digan lo que sea, están autorizados a hacerlo. Pero lo que nunca podrán decir es que no somos periodistas. Así que muévanse, griten, lloren, ladren, berreen, graznen, porque aquí estamos vivos… vivos como periodistas que es la mejor manera que encontramos de vivir.