Túnez

Por Miguel DONAYRE PINEDO

A hora y cincuenta de Madrid está Túnez por avión. Es “solo” cruzar el Mediterráneo. Esa zona es, digámoslo así, del Mediterráneo menos rico. El colonialismo francés se respira por los poros y pesa como una losa. Lo interesante es que por esta parte de África los países son bilingües donde el francés es una de las lenguas puente, por eso no se entiende a Perú un país plurilinguístico y oficialmente es monolinguístico, claro, esto genera, a la larga, exclusiones sociales. Es el modelo de Estado-Nación diseñado por la clase política miope como es el caso peruano. En el caso de Túnez, la clase política abusó de sus privilegios que incendió lo que se llamaba la primavera árabe. Recordemos que una persona joven se inmoló quemándose como un bonzo ante postergaciones sociales. Cuando llegamos el país parecía muy tranquilo. Apacible. Las personas en general son muy amables. Allí en la capital nos esperaba un castizo amigo madrileño pero que ha bebido muchos caminos por delante. Es muy interesante remarcar que este tipo de viajes se aleja de los típicos, y tópicos, viajes de cautiverio que promueven las agencias de viajes -a sus clientes les colocan una pulsera para que no se pierdan dentro de un determinado espacio geográfico- [esos no son viajes, son personas que niegan el mundo por conocer, pero en fin, es cuestión de gustos]. En este caso, José Luis Menéndez, conociéndolo, prometía un viaje más por las voces que vienen de dentro de uno mismo.