Joselo Rangel, mexicano integrante de la banda de rock Café Tacuba y autor de la compilación de cuentos One Hit Wonder conversa con Renato Cisneros sobre música y literatura. A la hora de las preguntas un asistente -el teatro municipal de Arequipa está repleto a las doce del mediodía- dice que a él le enseñaron que no debe hablar mal de las personas ausentes -tremenda hipocresía en una sociedad global donde todos disfrutamos del raje que quien no está- y que deplora las expresiones del rockstar, “además tienes una soguilla roja que es un símbolo nazi y a ti te queda mejor el color fresa”, añade ante el silbido del auditorio. Joselo, sonriente, pide que lo dejen hablar mientras el encargado del micro le quita al interlocutor, quien se retira con gestos de molestia.

Joselo, acostumbrado a esas expresiones, nunca perdió el sentido del humor y deleitó a los asistentes contando su vida y obra. Y su vida está llena de detalles que el común de los mortales desconocemos y debido a esa ignorancia creemos que los músicos son una especie de vagos a los que acudimos para hacernos la vida un poco más feliz. Ya se sabe que no es así. Joselo es una muestra de ello. Porque ha dicho, entre otras cosas, que su paso por la Universidad le ha servido para ser disciplinado y entender el mundo. Desde una de los sillones Renato Cisneros lanza preguntas pertinentes y enteradas sobre Joselo, de quien dice acaba de conocer pero que está deslumbrado por su calidad de persona.

Y en esta coyuntura política nacional y regional, desde Arequipa, la charla entre Joselo y Renato con la intervención de ese asistente, me convence aún más que somos parte de una sociedad intolerante llena de prejuicios y que como consecuencia de ello hemos renunciado al pensamiento. Podemos extraer cualquier experiencia familiar y social y comprobaremos que existen Joselos, Renatos y personas como la aquí descrita. Es inevitable. Todos tenemos que convivir. De eso se trata la sociedad, también.

Quizás ahí radique el éxito del Hay Festival. Que permite coincidir durante cuatro días con una serie de charlas donde la discrepancia es la constante. Y nos lleva a desterrar los prejuicios que tanto daño hacen. Si uno se limita a ver en Joselo a un guitarrista de una banda de rock pues caeremos en el lugar común y no veremos a la grande persona que existe detrás de esos acordes con los que alguna vez bailamos. Dejaremos de apreciar al revolucionario que lleva dentro, incluso para los que se dedican a la música rock. Renato, el escritor contemporáneo de mayor éxito en ventas en el Perú, también representa a esos pobladores que a punta de esfuerzo y dedicación se abren un camino en la literatura mundial. Y el asistente, hay que admitirlo, representa a ese grupo de personas que hablan y se retiran, que despotrican de quien no quiere escucharlo pero que son incapaces de escuchar a los demás. Todos somos parte de esta sociedad. Ya depende de cada uno en qué lugar nos coloquemos o, talvez, en qué lugar nos sintamos más cómodos. Tolerancia y pensamiento, sería una buena fórmula para empezar a entendernos. Tanto en la política nacional como regional y, por supuesto, en todos los ámbitos de la vida cotidiana.