Boyhood es una película donde el pasado pesa demasiado. 12 años para ser grabada. Allí parece como si no pasara nada, pero en realidad lo que está sucediendo es la vida misma. Crecer y adoptar un rumbo tiene consecuencias, no siempre gozosas. La mejor película de su director Richard Linklater, insuperable Patricia Arquette como una madre quebrada por el paso del tiempo y Ethan Hawke como un padre hippie-hipster-desaprensivo. De todo eso solo puede salir un hijo disfuncional, que parece tener retazos de todos los seres vivos.

Birdman apunta, deslumbra, distrae y vuelve a tomar el control. Alejandro Gonzalez Iñarritu siempre fue pretencioso, y esto se apunta desde Amores Perros, su sorprendente opera prima. Birdman es el producto más acabado de la artificialidad y el formato meta, sin embargo, por alguna extraña razón, termina venciendo. Michael Keaton se pone la película al hombro, acompañado de un solvente Edward Norton y unas queridísimas brujas Emma Stone y Naomi Watts. Un actor mainstream que quiere ser respetado. Un superhéroe en decadencia que trata de convertirse en Raymond Carver (me acuerdo de varios hipsters con el mismo pensamiento). La película gana por puntos, a puro plano secuencia y hermosa fotografía del Chivo Lubezki.

La teoría del todo funciona como un biopic convencional, con las licencias dramáticas propias del género. Stephen Hawking, uno de los físicos más conocidos de estas épocas, pasa al cine en un drama sobre su vida, la famosa enfermedad que lo postró en una silla de ruedas y todo el posterior trayecto que lo convirtió de una joven promesa de la universidad de Cambridge en una leyenda de la cultura contemporánea. Narrada correctamente, con una buena interpretación de Eddie Redmayne, se deja ver con agrado, no mucho más.

Código Enigma es un clásico caso de una película que se pretende importante, pero donde todo está calculado para que caiga bien a todo el mundo. Su cariz políticamente correcto par abordar la vida de Alan Turing, genio pionero de la inteligencia artificial, acusado por ser homosexual. Benedict Cumberbatch establece un pálido retrato de un tipo brillante como complejo con una pasmosa linealidad. La humanidad y la épica del personaje quedan flotando, ahogadas por las propias dudas de la película de no asumir un punto de vista y defenderlo, por mas irreverente que pudiese ser.

El Francotirador muerde y expresa sin clichés el trauma norteamericano luego del 11 de setiembre. No solo es sobre la guerra, sino también sobre las heridas que supuran en una sociedad profundamente dañada por el terror y la manipulación. En los gestos del rostro, el fraseo, los ojos del extraordinario Bradley Cooper señalan algo preocupante, estresante, irremediable. Cine recio y frontal, algo hay de fatalismo en El Francotirador, pero no por ello carece de humanidad. Clint Eastwood deja de lado sus convicciones y narra desde el sentimiento crítico, con la sensibilidad de sus ideales, pero sin convertirse en propagandista de sus propios furores.

El Gran Hotel Budapest marca todo los elementos que han hecho reconocible la cinematografía de Wes Anderson: personajes excéntricos, un sentido del humor y la ironías bastante particulares, una obsesión por el trabajo de arte y diseño de vestuarios, así como la proliferación de temas vinculados con la soledad y el encuentro de prójimos. En esta oportunidad, la película se inspira en el autor vienés Stefan Zweig para armar su espacio narrativo. Interesantísimo el personaje protagónico, interpretado por Ralph Fiennes, desternillante la querida Tilda Swinton (con un look irreconocible). Cosas raras, excéntricas, frikis, wtf, hipster, inusuales: bienvenidos al mundo de Wes Anderson.

Selma funciona casi como un impecable documental sobre los momentos más álgidos de la lucha del movimiento de lo derechos civiles liderado por Martin Luther King a mediados de los años sesenta, y las reticencias del gobierno de Lyndon B. Johnson para aprobar la ley que permitiese votar a los afroamericanos. Siempre he sido simpatizante de la lucha contra el racismo y la búsqueda de justicia emprendida por el doctor King . En medio de todo, el fantasma del oscurantismo y la ignorancia, pero también el espíritu de un tipo inmenso y quienes lo apoyaron de forma muy cercana su gesta. Esta película tiene corrección y es difícil no sentirle afecto por eso, aunque en lo cinematográfico queda la idea de no haber estado frente a una película inolvidable (a pesar de que el tema permitía lograrlo).

Whiplash es una sorpresa en medio de las nominadas. Pequeña, independiente, de pretensiones más bien menores (si las comparamos con otras, que se desbordan de artificio). Es sobre hacer música, pero también sobre algo más. Es sobre la locura de encontrar la perfección, sobre el cuerpo sacrificado en nombre del ideal mayor. Es sobre la locura y la obsesión y sobre alcanzar la meta a como dé lugar. Es sobre intentar alcanzar la grandeza. J.K. Simmons hace el papel de su vida. Vale la pena verla. Una bonita sorpresa si gana el Oscar a mejor película.