Desde niño, cuando iba a las 11 de la mañana para cuidar asientos y los partidos recién comenzaban a las 3.30 de la tarde, relacioné a las ciudades con los equipos de fútbol. Así, ADT era sinónimo de Tarma y Las Palmas era sinónimo de Huacho.

Casi todas las referencias que tengo de las ciudades están vinculadas al fútbol. Desde niño, cuando iba a las 11 de la mañana para cuidar asientos y los partidos recién comenzaban a las 3.30 de la tarde, relacioné a las ciudades con los equipos de fútbol. Así, ADT era sinónimo de Tarma y Las Palmas era sinónimo de Huacho. Ambas ciudades las tenía como inferiores a Iquitos no por alguna razón geográfica o económica sino futbolística. ADT y Las Palmas eran considerados equipos chicos y, por añadidura, las ciudades de donde provenían también. Error de infancia, podría decirse.

Hace algunos años -como quien no quiere la cosa pasamos de Jauja a Tarma- con la compañía de Mónica llegamos a Tarma y, hay que admitirlo, es una ciudad cuya limpieza en el mercado no solo sorprende sino que la compara con una ciudad europea. Es conocida como “La Perla de los Andes” y cuando uno llega a su territorio al instante se da cuenta que rinden un culto silencioso a Manuel Apolinario Odría, presidente de la República que se hizo conocido por la edificación de obras públicas y que, siendo oriundo del lugar, no dejó pasar la oportunidad de dejar huella en su terruño con obras que hasta la actualidad prevalecen. Cuando respiré los aires tarmeños fue como regresar en el tiempo y disfrutar de esas jornadas deportivas donde CNI hacía prevalecer su condición de local. Al comprar algunas flores y visitar el templo católico estaba presente en mi mente el prejuicio que me embargaba en la niñez y que no tenía nada que ver con la realidad.

La semana que pasó con Mónica decidimos darnos una vuelta por Huacho. Ese pueblito de mi infancia que estaba conectado al equipo de Las Palmas. Todos los partidos que CNI jugaba con Las Palmas era un triunfo seguro del equipo albo. Era el equipo pequeño de una ciudad pequeña. Tremendo error. Huacho es la capital de la provincia de Huaura y está ubicada a solo 150 kilómetros de Lima. Y visitarla no solo fue una oportunidad para conocer a una parte de la familia Rengifo sino comprobar que aquello de “la capital de la hospitalidad” no le viene por gusto. Además, del progreso económico que demuestra. Están las mismas tiendas de comida rápida que las de Lima. A Iquitos no creo que lleguen. Pero Huacho, contrariamente a lo que sucedía los domingos de fútbol en Iquitos, nos ha ganado en todo.

Es una mirada rápida a ambas ciudades, es verdad. Pero, como me sucede en la mayoría de ciudades que me pone el destino, siempre estamos en desventaja. Nos creemos superiores pero no lo somos. Y, así como van las cosas, seguiremos en sentido contrario a las demás ciudades del país, lamentablemente.