Los reportes de instituciones, de centros de investigación hasta del mismo Forum de Davos señalan que la riqueza así distribuída en el mundo nos lleva al despeñadero. La fortuna es amasada por un selecto y pequeño grupo de personas y mientras la pobreza se extiende a la gran mayoría de seres humanos a lo largo y ancho del planeta azul, y una buena muestra de la pobreza es la región amazónica (me refiero a la Amazonía continental). Sobre la floresta todavía se sigue experimentando (estas palabras parecen palabros) el desarrollo/ progreso en todas sus formas y manifestaciones, y lamentablemente con resultados muchas veces desastrosos. Hemos recibido los latigazos de la globalización en diferentes momentos y épocas, y del boato hemos pasado a la malandanza en un abrir y cerrar de ojos; la contaminación de los ríos en la selva que afectan a poblaciones indígenas es un tema altamente sensible y sin visos de solución en la corto plazo. Y para el colmo de males, todavía estos ensayos no dan con la tecla. Es un descalzaperros. Recuerdo en un pueblo de la floresta boliviana que también vivió la pesadilla cauchera con los mismos problemas (con sus matices, claro está) de muchos pueblos y ciudades en la selva. Lo curioso es que sobre esta región verde los sueños de los prebostes quedan por ahí flotando no se van del todo. A bote pronto tenemos la quimera de la construcción del ferrocarril de la costa a la selva que generaría impactos ambientales muy serios y los auspiciadores con sonrisa cínica siguen erre con erre (este proyecto confirma y refuerza el mito que la Amazonía es una isla, lo cual no es cierto). Con seguridad en cualquier momento del debate político será desempolvado. Advertir que por esos senderos no va el ansiado desarrollo.

http://notasdenavegacion.wordpress.com/