Toledo: uno menos

Sonaron las “trompetas romanas” que anuncian su muerte política

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No parece casualidad lo que hoy se va despabilando en relación a las compras de inmuebles de la misteriosa suegra del ex presidente Alejandro Toledo Manrique. Incluso es curioso que a la par de las denuncias de la megacomisión tras la investigación de la licitación de obras y presunta corrupción durante el  aprismo, los medios se hallen entre sorprendidos y confundidos por las evidencias incontestables que han generado las repentinas asociaciones en Costa Rica entre empleados domésticos y la suegra de Toledo para comprar inmuebles en el país. ¿Acaso pensó que la prensa que tanto lo defendía se iba a quedar callada eternamente?

O sus huestes estaban imaginando que un gobierno medianamente estable y el aire de luchador social andino era suficiente para aglutinar otra vez los intereses y colectivos que lo llevaron al poder. Su situación era insostenible y lo único que va generar esta serie de denuncias – además que son muy sensibles en la ciudadanía el hecho que se trate de casas lujosas  y bienes ostentosos es algo muy fotográfico y evidente que se repite y se repite en campaña – es más temprano que tarde traer como consecuencias de: o bajarlo a una mínima expresión en una intención de voto, o consignarlo dentro de la categoría de “otros”.

Aunque es cierto que el aprismo debería ser el más feliz con las primeras planas porque digamos que lo pone en su mismo plano mediático, la noticia tampoco es mala para el gobierno en cierto sentido. Con esta desacreditación de Toledo Manrique a nadie se le va ocurrir llamarlo garante de nada y la evidente influencia que poseía en diversas áreas y ministerios se va ir desinflando así como las posibilidades de repetir el plato en el gobierno. Peor aún, sus pocos cuadros, aliados o amigos sin que se dé cuenta el chakano ya no querrán defenderlo y abandonarán el barco, que incluso antes de esta andanada, ya parecía naufrago.

Nadie puede ser considerado un cadáver político en el país, pero sí parece ser un golpe certero que, de acuerdo a lo que va saliendo, parece que aún no hemos visto lo peor. Tal vez lo único que podría  blindarlo legal y políticamente de ahora en adelante es la representación congresal cada vez más disminuida. Las necesidades con esta situación hasta podrían cambiar, de ser los necesarios para ciertas votaciones o reformas en el Congreso, ahora serían los toledistas los que requerirán de los oficialistas para al menos intentar salvar y cumplir, a nivel congresal, con el líder que los llevó al parlamento.

Como se va armando el panorama va quedando uno menos en el partidor. Sin embargo y si electoralmente la sagacidad Alanista para recuperarse del descrédito podría ponerlo en la palestra nuevamente, parece ser que la decisión legal de impedirle constitucionalmente ser candidato pesará a la hora de la definición en el parlamento. En este punto, perro, gato y pericote tranquilamente se aliarán con lo que fácilmente sumarán dos los que serían bajas inminentes en la próxima justa electoral.

¿Es el momento para el inesperado(a)? Es pronto, aunque uno nunca sabe totalmente de estos fenómenos repentinos en nuestro inexplicable escenario político. Lo cierto que Toledo Manrique ya fue y tempranamente. Es más, creo que ni siquiera vendrá rápidamente al país a explicar, menos autorizar el levantamiento de sus cuentas bancarias, donde obviamente tampoco habrá mucho que explorar. Parece ser que sonaron las siete trompetas romanas para Alejandro Toledo, la quinta especialmente, esa que anunció Abadón y que para él y lamentablemente para nuestra política peruana tiene que ver otra vez con la corrupción.

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